Opinión

Falta pensamiento crítico

AL HILO de las constantes polémicas sobre la difusión de “fake news” o noticias falsas, un estudio de la Universidad de Stanford viene a demostrar sobre una amplia base estadística, que la mayoría de los jóvenes no son capaces de diferenciar noticias claramente falsas de otras verdaderas, o de si se trata de artículos con contenido esponsorizado, ni siquiera cuando está etiquetado como tal. Estas son las mismas conclusiones a las que llega otro reciente estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Google y BBVA, en el que se insiste en la urgencia de enseñar a los jóvenes a cuestionarse si una información es verdadera, ya que sólo el 22,5% de los adolescentes españoles de 14 a 16 años afirma haber recibido formación sobre el desarrollo de pensamiento crítico para valorar la información en Internet.

Los resultados de estos estudios son descorazonadores, y constatan que es vana cualquier esperanza de que los más jóvenes sean mínimamente más avispados a la hora de no quedarse sistemáticamente con el primer resultado de una búsqueda o no compartir algo sin tener ciertas garantías de veracidad. Si cabe, estos son incluso más confiados y más fáciles de engañar que sus padres, a los que supuestamente corresponde educarlos en la importancia del pensamiento crítico, que es especialmente importante en esta nueva economía del conocimiento que impulsa la información y la tecnología. 

Una de las grandes propiedades de la red es, indudablemente, facilitar el acceso a la información, a pesar de que desde diversos frentes se ha alertado sobre el hecho de que su uso constante disminuye la capacidad crítica. 

El ser humano, a lo largo de su vida, se encuentra constantemente bombardeado por todo tipo de información, y para discernir cual es buena o mala, cual real y cual no, con frecuencia y erróneamente apela al carácter de autoridad. Nos creemos lo que nos dicen, no por el contenido, si no por quien nos los dice. Creemos en los efectos “milagrosos” de productos que se anuncian en la televisión porque nos los presenta un señor con bata blanca que da la impresión de autoridad científica, y en lugar de realizar un análisis crítico y tomar una decisión, nos fiamos de las opiniones de los que dicen saber. En esta situación, adquiere especial importancia tener el escepticismo suficiente como para entender que “grandes conclusiones demandan grandes pruebas” o para tener la capacidad de llevar a cabo una mínima comprobación o “fact checking”. 

El pensamiento crítico es el impulsor más importante del avance de la raza humana, ya que a través de la historia los individuos que han realizado aportaciones al progreso son aquellos que no han seguido los pasos de los demás, si no que piensan por sí mismos y sobretodo validan y respaldan sus ideas. Las personas que siguen a las masas son fácilmente manejables, se les puede hacer adoptar ideas que no son propias y que las defiendan como si lo fueran, así es como nace el fanatismo.

La cuestión no está en enseñar a dudar por dudar sino en saber a qué fuentes acudir, de ahí que el pensamiento crítico sea un elemento fundamental si no queremos terminar teniendo una sociedad de idiotas. Me gusta el axioma que defendía Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, “forja tus ideales por convicción y sé coherente con ellos en todo caso. Es decir, piensa como debes vivir y vive como piensas”.

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