Opinión

25 años de internet en Galicia

ESTOS DÍAS celebramos los 25 años de la aparición de la primera url gallega y muchas cosas han cambiado desde entonces. Aquellos padres que hace 20 años se reían de sus hijos por pasar horas enganchados a un chat, ahora viven ellos conectados, publican las fotos de sus nietos en Facebook y comparten los vídeos de sus mascotas por whatsapp. Hemos pasado de ser los “bichos raros” que perdían el tiempo delante del ordenador a ser “bichos raros” si no estamos registrados en Facebook, Twitter, Linkedin y mil plataformas más. 

Casi sin darnos cuenta, internet cambió nuestras costumbres. Antes socializábamos más y le dábamos más valor a lo tangible, pero ahora podemos mantener más fácilmente el contacto con los viejo amigos que viven lejos, con los antiguos compañeros de trabajo o universidad, gracias al email y las redes sociales. 

También ha cambiado nuestra forma de comunicarnos, escribimos a la velocidad de la luz en los smartphones, compartimos nuestra felicidad o tristeza en las redes sociales, opinamos abiertamente de los que sucede en el mundo, y hasta buscamos al amor de nuestra vida en plataformas de internet. 

En cuanto a nuestro tiempo libre, es indudable el impacto de internet. La televisión ya no es nuestra fuente de entretenimiento principal, ni para ver series ni películas. Internet es mucho más rápido y tiene una oferta infinita, comparada con los límites de las parrillas televisivas. Hasta hemos dejado de ver el Telediario, porque consultando la edición digital de los periódicos nos mantenemos informados en tiempo real.

La información “se ha democratizado” en el sentido en que ahora todo el conocimiento (o la gran mayoría) está disponible para los que tenga conexión, sin necesidad de visitar bibliotecas o viajar a países alejados se pueden conocer sus tesoros y obras de arte. Por otro lado, encontrar respuestas o información sobre determinado tema es posible ya con sólo abrir el Google y teclear nuestra duda, los diccionario y las enciclopedias han dado paso a Wikipedia, donde todo está a golpe de clic. 

No escribimos diarios para plasmar nuestros pensamientos, ahora lo hacemos en blogs, lo que además nos convierte en un minimedio de comunicación, porque cuando publicamos algo lo podemos contar inmediatamente a todos nuestros contactos en las redes sociales. 

Hemos dejado de ir a correos, y las cartas que recibimos son sólo facturas o publicidad. Ya no escribimos cartas, y se lo hacemos son postales y christmas para conservar la tradición. Dejamos de acumular grandes y pesados álbumes de fotos y para presumir de vacaciones o eventos familiares colgamos las fotos en internet en sitios como Flickr, las enviamos por correo o las compartimos en las redes sociales. 

En cuanto al trabajo, ha sido tanto el cambio que hoy en día no es necesaria una oficina o un espacio físico para manejar una empresa más allá del sofá del salón o del café de la esquina. Ha cambiado incluso la manera en la que nos relacionamos con los políticos o programamos nuestras vacaciones.

Sea como fuere, muchos son los cambios que la red ha traído a nuestra vida cotidiana, no todos buenos, aunque sí imparables, y la raíz de la cuestión es integrar esos cambios y valernos de ellos para ser más felices y progresar como sociedad. 

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