Opinión

Nostalgia

ERA DE esperar y, tratándose de España, casi inevitable o fatal. Pero ante lo que está pasando con la investidura (mejor dicho, con la no investidura) del presidente de Gobierno, uno siente aguda nostalgia por el bipartidismo más sólido y por las mayorías absolutas, lo más absolutas posible. Los beneficios del bipartidismo ya estaban probados en los dos países de mayor pedigrí democrático, Inglaterra y Estados Unidos, e incluso en Francia, con el ‘ballotage’ o segunda vuelta. Y la mayoría absoluta era la única garantía de que gobierne quien gana las elecciones. Lo de ahora, un lamentable y dañino espectáculo, con Pedro Sánchez de indiscutible actor principal: ¡qué castigo!

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