Opinión

Nabos

D e momento, disfrutemos viendo los nabos, a la espera de oír el cuco y saber entonces que la primavera ha llegado de verdad. Aprovechémonos de que, según el viejo chiste, Lugo es una potencia nabal, al igual que, por ejemplo, la pérfida Albión, aunque ésta sea potencia naval. El caso es que son los días de la floración de los campos de nabos —ya menos de los que había— y el espectáculo que ofrecen es de primera clase. Rectángulos de flores amarillas salpican la campiña, un amarillo clarito y luminoso, no dorado como el de los tojales, sin que el paseante sepa cuál de los dos prefiere, siendo los tojos más montaraces y los nabos más aldeanos. Los días de sol, los nabos brillan de luz, pero también los nublados y oscuros.

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