Opinión

Historia

PARECE QUE antes de Sánchez no había Historia, ni Prehistoria siquiera. Ya son varias las veces que el presidente emplea el adjetivo histórico para cualquier cosa o cosilla que hace. La última, el acuerdo de mínimos conseguido en Europa para ayudas por el desastre de la pandemia del coronavirus. Sánchez fue en la reunión uno más en función de su cargo, y no precisamente con especial protagonismo. Pero es igual. A la llegada al Congreso los suyos y allegados le hacen el paseíllo entre aplausos como a un héroe que regresa triunfador de una épica batalla. Ya más que desmesura es una especie de impudicia, de falta de pudor lo que se manifiesta en tales actitudes, en el fondo simplemente ridículas.

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