¡QUIÉN nos lo iba a decir hace poco! ¿Quién nos iba a decir que no serían ni los meses, ni los años los que regirían nuestras vidas, sino las fases? Y no precisamente las fases de la luna, lo que tendría un sentido ancestral y cósmico, sino la fase 0, la fase 1, la fase 2 y la fase 3, es de esperar que no haya más. Eso, la fase de desescalada en la que estamos o en la que nos meten es lo que nos preocupa y condiciona nuestra cotidianeidad, la empobrecida cotidianeidad de los oscuros tiempos del coronavirus. Toda nuestra atención se centra en ver si cambiamos de fase o no, para conseguir algo más de libertad, ahora siempre amenazante, siempre frágil. ¡Lo que nos cayó encima!
