Opinión

Escritores románticos franceses

VISTO YA Víctor Hugo en el artículo anterior, especialmente a él dedicado, el resto de la nómina de los más conocidos autores románticos franceses podría ser la siguiente: como poetas, Lamartine, Alfred de Vigny, Musset y Gautier; como prosistas Chateaubriand, madame de Staël, Dumas (padre) y Dumas (hijo), Merimée y George Sand.

Alphonse de Lamartine (1790- 1865) desarrolló una brillante actividad política y diplomática e impactado por la muerte de su joven amada compuso su primer libro, Meditaciones poéticas, dolorido y melancólico, que ya lo consagró como un grandísimo poeta. Alfred de Vigny (1797-1863), perteneciente a la pequeña nobleza, ingresó en el ejército, que luego abandonó por la literatura; su poesía se caracteriza por una especie de sobrio estoicismo conservador, como se ve en Poemas antiguos y modernos. Alfred de Musset (1810-1857) dijo que "nadie se conoce a sí mismo hasta que ha sufrido", lo que da idea de su tono poético; Cuentos de España e Italia es, pese a su título, un poemario y La confesión de un hijo del siglo, una novela autobiográfica. Téophile Gautier (1811-1872), adalid del Romanticismo, con Esmaltes y camafeos derivó hacia una poesía más delicada y pulida; en Viaje por España cuenta sus impresiones de nuestro país.

El vizconde de Chateaubriand (1768-1848), uno de los impulsores del Romanticismo francés, fue prosista de gran estilo y su conservadurismo se ve, por ejemplo, en El genio del cristianismo o en sus Memorias de ultratumba. Madame de Staël (1766-1817), además de escritora tuvo una amplia cultura y reunió en sus salones a lo más granado de los intelectuales y artistas de su época. Prosper Merimée (1803-1870) es sobre todo célebre por Carmen, novela corta de ambiente español y origen de la célebre ópera de Bizet. Alexandre o Alejandro Dumas (1802-1870), hombre de torrencial vitalidad y amante de los placeres de la vida, es autor de Los tres mosqueteros y de El conde de Montecristo, de las que sobra cualquier comentario por ser novelas súperconocidas. Su hijo del mismo nombre (1824-1895) escribió La dama de las camelias, primero como novela y luego como obra teatral, que dio lugar a La traviata, popularísima ópera de Verdi. La novelista George Sand (seudónimo de Aurore Dupin) (1804-1876) fue una mujer escandalosamente liberada para la época, que solía vestirse de hombre y tuvo varios amantes, entre ellos Merimée, Musset, Liszt y Chopin; en Un invierno en Mallorca cuenta su estancia en la isla con éste último y en la novela autobiográfica Ella y él refleja su relación con Musset.

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