Opinión

Eleccionitis

PARA UN país, poder votar es bueno. Y hacerlo también, en consecuencia. Que haya elecciones es indispensable. Pero lo que ya no es bueno es estar celebrando elecciones cada poco, que haya hiperelecciones o una especie de inflamación de las elecciones, inflamación que se quiere expresar con el barbarismo ‘eleccionitis’, aquí inventado. Cuando eso ocurre, como está ocurriendo en estos momentos en España, es un síntoma de nociva inestabilidad. Las elecciones son el pilar democrático, pero su repetición excesiva es una muestra de debilidad del sistema. Un país no es una asamblea universitaria y necesita una estabilidad que la ‘eleccionitis’ demuestra que no hay. 

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