Opinión

De cara a la próxima semana

En vista del éxito (nadie dijo ni mu) de mi reciente artículo sobre el lenguaje digamos feminista, voy a insistir sobre el tema. No sobre el feminismo, que ahí ya no cabe ni una línea más, sino sobre alguna de las deformaciones del lenguaje actual. No es que me haya convertido en un Lázaro Carreter (qué más quisiera este su humilde servidor), ni que El guirigay se haya transformado en El dardo en la palabra, que creo recordar que tal era el título genérico de aquellas exitosas colaboraciones periodísticas de don Fernando sobre barbarismos del habla. Yo, con mi habitual modestia, me conformo con dos articulillos sobre el asunto y a otra cosa, mariposa (lo de mariposa es parte de la frase hecha, no va por nada en particular de mi persona).

El caso es que, como ya he escrito alguna vez, soy muy aficionado a la información meteorológica. Más que aficionado, maniático, pues la consulto varias veces al día en periódicos, móvil y tele. Y en la tele suelo seguir la española desde la época de Franco, que no en vano fue veintiséis años mi época. Pues en El Tiempo de la noche, Mónica López, entusiasta hasta la extenuación, me trae frito con una expresión que emplea cada dos por tres de manera absurda. Tal es que en vez de decir, por ejemplo, «mañana lloverá» o «el viernes se espera un anticiclón» ella suelta «de cara a mañana lloverá» o «de cara al viernes se espera un anticiclón». Tan absurdo circunloquio, que alarga fatigosamente el mensaje, no sé si se debe a un modismo de los meteorólogos, a un catalanismo (su compañero Albert Barniol también incurre en lo mismo) o a qué, pero parece tan contagioso como el coronavirus de marras, ya que otros informadores televisivos del tiempo también emplean ese superfluo y cargante «de cara a», que sobra totalmente.

Otra cosa que empiezo a escuchar con cierta frecuencia es la palabreja «entreno» en vez de «entrenamiento». «Voy al entreno» y frases similares se extienden sobre todo entre los jóvenes. Dije en anterior artículo que existe la ley de la economía del lenguaje —contra la cual el «de cara a» atenta estrepitosamente— y que «entreno» es más corto que «entrenamiento», pero tampoco hay que pasarse, pues el sustantivo entreno no existe. Aunque temo que esta sea una batalla perdida, como el incorrecto y baloncestístico ganamos o perdimos «de» x puntos en vez del lógico y correcto «por».

Esto es todo. De cara a la próxima semana (ah, no, que toca literatura: a la siguiente) hablaremos (mal) del Gobierno y (peor) de su presidente. Ya sé que dije que intentaría retirarme de tan ingratas críticas, pero, siguiendo el ejemplo de esos ilustres criticados, donde dije digo, digo Diego o lo que me convenga en cada momento. 

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