Opinión

Alucinación

A TALES alturas de la película, que promete ser larguísima, uno empieza a preguntarse si esto es real o se trata de una alucinación. Esto: lo de Cataluña, Cataluña misma. A ver si no. Puigdemont tan ricamente en Bélgica y Gabriel no menos ricamente en Suiza. La alcaldesa de Barcelona, muy en sus exquisitas maneras, dando plantón al Rey, que aún hay clases. Y ahora un prófugo (el susodicho Puigdemont) cede galante y temporalmente la presidencia de la Generalitat a un preso (Jordi Sánchez, uno de los Jordis). Independencia real, simbólica, política o sabe Dios. Es el procés hacia la pérdida no ya del sentido común, sino de la razón. Por salud mental, desconectar.

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