Opinión

Sólo si todos lo queremos

Hace dos días se realizaba el trayecto de prueba para el nuevo tren de alta velocidad entre Madrid y Ourense. Una vez concluidas las obras en el último tramo que todavía estaba pendiente, a partir del 21 de diciembre van a ser posibles viajes comerciales entre ambas ciudades en algo más de dos horas. Así, los viajes entre Ourense y Madrid durarán 2 horas y 15 minutos mientras que entre Lugo y Madrid estaremos en torno a 4 horas y 46 minutos. Cuando en el próximo verano se incorporen los nuevos trenes Avril (serie 106 de Talgo) los tiempos anteriores se reducirán unos veinte minutos más.

La noticia más repetida en estos días ha sido que el AVE ha llegado a Galicia y lamento corregirla, porque el AVE a donde ha llegado es a Ourense, ya que Lugo ha quedado excluida de la red de altas prestaciones. Nos han dejado fuera del mapa de la alta velocidad. 

Durante años las mejoras en las conexiones e infraestructuras ferroviarias en la provincia de Lugo han sido lentas y escasas. Todos los plazos prometidos han ido quedando pulverizados por la realidad. Después de pelear y exigir pequeños avances algunos pusimos empeño en aumentar el número de trenes entre Lugo y Ourense para enlazar con los que desde allí siguen viaje a Madrid. Llegamos a tener 4 trenes diarios, pero entonces llegó la pandemia y se suspendieron los servicios. Renfe aprovechó para eliminar el tren hotel con Madrid y con Barcelona y todavía no ha recuperado el número de frecuencias anteriores a esta situación.

En el año 2018 se abrieron las esperanzas ante los anuncios presentados con luz y taquígrafos por el Gobierno del Partido Popular a todos los lucenses. Unos mil millones previstos en varios años para mejorar la línea entre ambas ciudades que incluía nuevos trazados en puntos complicados del actual trayecto, conocidos como variantes, y que permitirían reducir el tiempo actual de una hora y treinta y cinco minutos a poco más de una hora de Lugo a Ourense.

Sólo si todos lo queremos y unimos nuestras fuerzas, sin necesidad de convertir esta reivindicación en un combate político, podremos albergar esperanzas de conseguirlo

Nuestro gozo en un pozo. El actual Gobierno de la Nación redujo aquellos proyectos a una inversión de algo más de cuatrocientos millones, sacrificando la construcción de esas variantes o nuevos trazados y con ello impidiendo que podamos reducir el tiempo de viaje.

A estas alturas la posibilidad de que Lugo no quede definitivamente apartada del mapa del ferrocarril moderno que permita conexiones en tiempos competitivos con otros medios de transporte pasa por la unidad de acción. Pasa porque la sociedad y sus representantes políticos, de todas las ideologías, queramos lo mismo, por plantear una hoja de ruta realista en sus aspectos técnicos y sus costes. Un cronograma cumplible y no sujeto a vaivenes políticos ni a los cambios de gobierno.

Sólo si todos lo queremos y unimos nuestras fuerzas, sin necesidad de convertir esta reivindicación en un combate político, podremos albergar esperanzas de conseguirlo. 

Como siempre alguien tiene que tirar de los demás y entiendo que corresponde a las autoridades locales y provinciales, buscando y contando con la opinión de técnicos y con el apoyo de las asociaciones vecinales y del resto de representantes políticos. Hacer de esta cuestión una demanda de todos los lucenses no es tarea fácil. Pero ha llegado el momento de dar los primeros pasos y si los que tienen que marcar el ritmo no lo hacen, lo intentaremos los demás.

Pero como dije, sólo lo conseguiremos si todos lo queremos.

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