Opinión

Por el mar corren las liebres…

Cuando era niño y en el colegio nos llevaban de excursión recuerdo con claridad algunas de las canciones que de manera incansable cantábamos o gritábamos hasta el agotamiento. Que si «para ser conductor de primera…», que si «que buenos son los padres jesuitas que nos llevan de excursión» y un largo repertorio. Pero hoy me viene que ni pintado una de las letras de aquellas canciones para tratar de poner en clave de humor algo que por su gravedad y seriedad solo en esa clave puedo tratar de digerir.

De lo dicho en los mítines electorales de la última campaña o en el correspondiente debate televisivo, a lo que escuchamos y vemos unas semanas después, no encontramos atisbos de coincidencia, y menos de coherencia. No cabrían en este espacio tantas contradicciones y mentiras como las que estamos poco a poco evidenciando de una persona, o de un partido, que en su día utilizó la famosa frase de «los españoles no merecen un gobierno que les mienta».

Nos decía hace poco Sánchez aquello de que «no podemos permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas», así literal. Resulta que ahora descansa en esos partidos la gobernabilidad de España, pero también la de Navarra, la de Cataluña y las que vengan y hagan falta a cambio de perpetuarse en la Moncloa. Cuando algunos entrevistadores desconfiaban de esa afirmación, él insistía con voz de cabreo diciendo «no es no, nunca es nunca, falso es falso» en referencia a esa posibilidad de pactar con separatistas.

Hay una frase que a mí me quedó grabada a fuego, también salida de esa boquita, «ni antes ni después ni durante va a pactar el PSOE con el populismo de Podemos. Con Iglesias a ningún lado». Sin comentarios, solo hay que ver como se quieren y abrazan ahora.
No menos célebre y contundente resultó escucharle decir en su día aquello de «sería incapaz de pactar con el populismo que nos lleva a la Venezuela de cartilla de racionamiento». Hasta que pactaron con ellos y ahora se reúnen con miembros del gobierno de Maduro en aviones, aeropuertos, y pronto nos contarán la décima versión en la que igual se fueron a tomar chocolate con churros a San Ginés. Cualquier cosa ya es posible en este ambiente de mentiras, mentiras y más mentiras.

Nos decía hace poco Sánchez aquello de que «no podemos permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas», así literal

No dejo de imaginar las reacciones que se estarían produciendo si cualquiera de estas mentiras, engaños y tomaduras de pelo a los ciudadanos las hubiera propiciado un miembro del Partido Popular. Arderían las redes sociales y posiblemente las calles.

La legislatura acaba de arrancar, con desplantes al Rey de los mismos en los que se apoya el Gobierno, y estos precedentes auguran tardes de gloria, muchos días de tensión que requerirán calma y réplica firme, pero que espero sirvan para que muchos españoles distingan entre la realidad de los hechos y los eslóganes de campaña, las promesas  y compromisos sellados a fuego bajo un manto de mentiras. 
Me pregunto si en las reuniones multitudinarias del Consejo de Ministros cantarán sus 23 integrantes: «Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, y por el monte las sardinas, tralará y por el monte las sardinas», así empezaba aquella canción que después añadía «vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras».

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