Opinión

A la espera

ES AGOSTO, los días están resultando calurosos como corresponde a esta época del año, las orillas de las playas se llenan de personas refrescándose, por las noches los furanchos no dan abasto sirviendo tortillas y tinto Barrantes que muchos bautizan con gaseosa.

Resulta imposible en estos escenarios mantenerse ajeno a las conversaciones que llegan a tus oídos. Observo que hay un denominador común en todas ellas, la inédita situación política que estamos viviendo en España: "Yo no vuelvo a votar", "Este Sánchez en que c__ está pensando", "solo piensan en salvar su cabeza". Son algunas de las frases que me quedan en los oídos no por su brillantez sino por su reiteración.

Cuando en una sociedad hastiada de la política y muy crítica con los políticos, en un mes de relax, idóneo para cargar pilas, las conversaciones se tiñen de estos colores es que realmente la situación preocupa y mucho.

El espectáculo resulta poco edificante y los actores cada día se retratan mejor. Tenemos a un ganador de dos procesos electorales en menos de 6 meses, en el segundo con un más que notable incremento de confianza y de escaños. Al líder del principal partido de la oposición, por ahora, que está en caída libre de votos y de prestigio personal. A un nuevo partido con importantes coincidencias programáticas y compartiendo nicho de votantes con el partido ganador, pero que se resiste a apoyarlo con claridad, y a un populista que tocaba el cielo con la punta de los dedos y que finalmente se llevó una gran decepción y su merecido por parte del inapelable voto de los españoles.

Pues con estos mimbres lo que está sucediendo y es objeto de muchas de las conversaciones veraniegas es más o menos lo siguiente: El claro ganador plantea un paquete de medidas abiertas al dialogo a los partidos que, por afinidad o representación, pueden y deben facilitar la formación de un gobierno. Hace tres meses algunas de esas medidas se firmaban pomposamente como pase de un pacto entre estos otros dos partidos.

El líder del segundo partido no se mueve de su posición desde diciembre, "no es no", que se podría traducir por "a ver si te estrellas y entonces me pongo yo a pactar con quien sea y como sea y me convierto en presidente". Mientras, a quien votaron los desencantados con el partido ganador tampoco da su brazo a torcer empecinado en pasar la pelota y por tanto la responsabilidad al anterior, no vaya a ser que quede contaminado si se moja en exceso.

Así las cosas, el ganador seguirá dialogando y haciendo entrar en razón a quienes hoy por hoy están pensando más en salvar sus intereses personales o de partido, que en los de España y de los españoles.Es agosto y mientras esperamos por una mesa para picar unos pimientos que bautizan de Padrón pero puede que vengan de Murcia, o esperamos que el agua del mar suba algún grado para que el chapuzón resulte algo más cómodo, los españoles seguimos esperando que algunos recobren más pronto que tarde el sentido común, que se comporten como las circunstancias exigen y hagan de la política un arte noble donde el diálogo y la defensa del interés general sean los principales instrumentos. Es agosto y seguimos a la espera.

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