Opinión

Hostilidades en la mar

Es posible que, si no esta familiarizado con el mundo de la pesca o de los productos pesqueros, sólo conozca qué pescados o mariscos le gustan más y algo acerca de sus precios. Sin ser experto en la materia, pero, aunque sea por llevar unos años siguiendo su situación y evolución, me gustaría contarles algo más.

En España todavía contamos con algo más de 8.500 barcos pesqueros que dan empleo a bordo de ellos a unos 28.000 trabajadores, a los que podríamos añadir mas de 4.000 mariscadoras, las personas que trabajan en las lonjas, las plantas de acuicultura, bateas… Una larga cadena del sector mar-industria que representa un pellizco importante de nuestra economía y lo que es más importante, de una forma de vida, de una cultura social muy impregnada en pueblos y ciudades de nuestro litoral y muy especialmente en nuestra tierra gallega.

Su actividad no suele llegar a las cabeceras de los informativos salvo algunas excepciones, normalmente ligadas a tragedias como hundimientos, secuestros u otras desgracias.

Una vez al año el Consejo de ministros de pesca de la Unión Europea celebra en el mes de diciembre su reunión más importante para aprobar las cuotas de cada especie que se autorizarán para la pesca durante el siguiente año, al igual que los totales para cada país miembro.
Con tal motivo los gobiernos de cada país por medio de sus ministros de Pesca deben acudir cargados de argumentos e informes para rebatir las propuestas de recortes que generalmente se ponen sobre la mesa.

En esta nueva ocasión España no ha salido bien parada, mejor dicho, no lo han salido los profesionales que se ganan la vida de su trabajo en la mar. Nuevos recortes a los ya producidos para algunas importantes especies de alto valor comercial, mantenimiento de vedas so cierres de pesquerías sumándose a los de otros años, y en el Mediterráneo para muchos pescadores artesanales nuevas limitaciones y reducciones en sus días autorizados para pescar. Un coctel que hará mucho más complicada la supervivencia de esas embarcaciones citadas al principio, la imposibilidad de salir a faenar para muchos y el desguace para otros.

Nuestro ministro español de Pesca dijo que las negociaciones habían resultado un éxito y su resultado habían sido positivo. Posiblemente nos intentó aplicar aquello de “mexan por nos e hai que dicir que chove”, pero en Galicia y otros puertos de España ya no hay lugar ni tiempo para la resignación. Muchos marineros, pescadores y otros trabajadores en la mar vienen advirtiendo que ya no soportan más tiempo tantos recortes, tanta burocracia, inspecciones y un duro trabajo que en ocasiones, cada vez más, produce más perdidas que ganancias. 

Está muy bien velar por la sostenibilidad del mar, los primeros en hacerlo son aquellos que viven de él, pero sin olvidar la sostenibilidad social y económica de tantos pueblos y ciudades. De seguir con estas políticas y la débil defensa ante las autoridades comunitarias es posible que más pronto que tarde conseguir poner en nuestras mesas esta ricas y saludables proteínas sea una tarea propia del recuerdo. Conseguirán mares muy sostenibles, pero en ellos no encontraremos pescadores ni a miles de personas trabajando y manteniendo la cultura de los pueblos marineros. Les hablaba de que actualmente tenemos algo más de 8.500 barcos pesqueros, pero en 1991 eran más de 20.500.
Las hostilidades en la mar ya no son los temporales, éstas vienen desde los despachos.

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