Opinión

La carrera hacia las urnas

Leo con satisfacción que, según una de las encuestas publicadas, los gallegos somos en general felices. El 80% dice sentirse muy feliz, aunque algo menos que hace un año.

Las encuestas también reflejan que la mayoría de los gallegos estamos satisfechos con la Galicia del año en que estamos, siendo mayor ese sentimiento en las personas que viven en pequeñas poblaciones frente a quienes residen en las grandes ciudades.

Este pasado fin de semana tuve la oportunidad de escuchar a los siete candidatos del Partido Popular para las alcaldías de las principales ciudades de Galicia, y todos ellos también parecían felices e ilusionados, con la necesaria pasión para alcanzar la finalidad de convertirse en regidores de sus ciudades. Todo un gran honor y un reto.

Sin entrar a valorar la influencia de lo municipal en la felicidad de los gallegos, lo que sí creo es que la mayoría de los ciudadanos, cuando depositan su voto para elegir a su alcalde, piensan en quién les genera mayor confianza a la hora de defender de la mejor manera posible los intereses de su localidad, grande o pequeña, y en ocuparse con sentido común de una gestión adecuada de los recursos municipales, facilitando en todo momento la atención que se recibe por parte de los trabajadores de esa administración local.

Poniéndome en situación y centrándome en Lugo, me voy a atrever a decir algunas de las cuestiones que me parece deberían valorar más los lucenses a la hora de decidir su voto, más allá de dejarse llevar por las descalificaciones a candidatos o los grandes anuncios que hagan estos.
Para mí, lo importante es saber si el candidato tiene un proyecto claro de lo que quiere hacer, y que ese proyecto sea un conjunto de propuestas bien coordinadas, nunca una lista de proyectos asilados o incoherentes.

Aquí, en Lugo, yo me alegraría si escucho proponer la terminaciónde las cosas inacabadas, como el Parque del Miño, al que le faltan menos de cien metros para quedar unido decentemente con el del Rato completando ese verdadero corredor verde que se diseñó cuando gobernaba el Partido Popular en Lugo; finalizar los pocos metros que quedan sin desdoblar en la Avenida Infanta Elena, una de las principales vías de acceso a la ciudad; dejar las ocurrencias y las carreras entre los partidos que hoy nos gobiernan a ver quién hace el anuncio más original o quién peatonaliza más calles sin explicar las alternativas para estacionar y poder seguir dando vida al centro histórico; o, cómo no, dejar de hablar tanto de gastar millones de dinero de todos en una estación intermodal, antes de conseguir más trenes. Quien diga de una vez que potenciará la actual estación de autobuses, mejorándola y manteniéndola en su ubicación actual, estará en la línea de gestionar adecuadamente los recursos y de apostar por un proyecto razonable de ciudad, y, por ello, de hacernos más felices a los lucenses.

La carrera hacia las urnas ha empezado. Quien más ‘sentidiño’ imponga y mayor solvencia acredite, merecerá la confianza mayoritaria de los lucenses. Les prometo seguir abordando este apasionante asunto desde estas mismas páginas.

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