Opinión

Bochorno

Ciertamente que en lo climatológico se han adelantado los días calurosos a gran parte del territorio español y aunque aquí en Galicia nos hemos librado de lo que a otros les ha tocado, hubo días de calor excepcional para la época en la que todavía estamos.

«Calor sofocante» es la definición de bochorno en el diccionario de la Real Academia Española. Pero también tiene otro significado, «desazón o sofocamiento producido por algo que ofende, molesta o avergüenza».

Altos cargos socialistas, ministras de Podemos y del PSOE dedicaron parte de sus declaraciones públicas durante los últimos días a valorar despectivamente el regreso de don Juan Carlos a España para pasar unos días en Galicia y reunirse con parte de su familia, entre ellos el Rey Felipe VI.

No repetiré aquí sus hipócritas críticas para no ensuciar el artículo, sólo me quedo con la que utilizó la expresidenta del gobierno y presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, Carmen Calvo, al hacer un chistecito sin gracia criticando la presencia de Juan Carlos I en Sanxenxo. «Hoy suben las temperaturas en todo el país, gran bochorno en Sanxenxo», dijo.
Fue uno de los bramidos de muchos de los socios del PSOE, mientras el Gobierno se ponía de perfil. El ministro comunista Garzón no se cortó un pelo y llegó a calificar a don Juan Carlos de «delincuente acreditado».

Mientras ellos y el silencio cómplice del resto del Gobierno se comportaban así, en Sanxenxo el bochorno no se vio ni en lo climatológico ni en el recibimiento dispensado al monarca. Cariño, ovaciones, vivas al rey y calor humano, fueron algunos de los sentimientos manifestados en ese lugar, nada parecido al bochorno pronosticado.
Pero siendo esto un contratiempo para los que vaticinaban lo contrario, mi reflexión quiere ir un paso más adelante. Estos comentarios, declaraciones y ruido mediático propiciado por los que hoy nos gobiernan no dejan de ser lo accesorio, maniobras de distracción para que se retire el foco de las cuestiones transcendentales que vienen ocurriendo y las que seguirán propiciando.
Lo importante no es si «la visita» del Rey Juan Carlos a España es causa de bochorno o no, que no lo puede ser. Lo que debe preocuparnos es que el gobierno social-comunista con Sánchez al frente, lleva tiempo poniendo todo su empeño en cambiar las reglas de convivencia que nos dimos los españoles hace tiempo refrendando nuestra Constitución, en la que la Monarquía Parlamentaria es el sistema político bajo 
el que funcionamos.
Detrás de estos gestos de critica hacia don Juan Carlos están los continuos feos que desde el Gobierno le imponen todos los días al Rey de España, a don Felipe. Le marcan su agenda, le prohíben acudir a lugares a los que hasta que llegaron al gobierno su presencia era normal y habitual.

El perfil narcisista de Pedro Sánchez no tolera a un Jefe del Estado que le pueda hacer sombra, y menos que la institución de la monarquía además de ser la más valorada, solo represente un problema para el 0,2% de los españoles. Mientras, cada salida que realiza Sánchez a lugares públicos se convierte en un concierto de abucheos y pitidos, porque para muchos españoles su comportamiento «ofende, molesta o avergüenza», como recoge el diccionario para definir bochorno.

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