Opinión

Apagones

En los últimos tiempos se han prodigado los debates en torno a un posible apagón energético en nuestro país, también en otros puntos del planeta, y con ello algunos alarmistas han conseguido sembrar miedo o preocupación entre los ciudadanos. Les tengo que confesar que en mí, por ahora, no han causado ese efecto.

Son otros apagones los que me preocupan de verdad.

Tras muchos meses de tira y afloja, de negociaciones, manifestaciones, iniciativas políticas, de gran preocupación en la provincia de Lugo por el posible cierre de la planta de Alcoa, uno de los motores económicos más potentes de A Mariña, al final la solución que la mayoría ha elegido como la menos mala ha sido el apagón de las cubas, es decir que la única planta de aluminio primario en España deje de producir. Este apagón si que es preocupante, porque es real y es inmediato.

Preocupante también son algunas noticias como el lanzamiento de piedras contra uno de los centros de salud de nuestra ciudad, de Lugo. Se han producido en varias ocasiones sin que sepamos quiénes son sus autores y a qué se debe esta conducta. Son hechos aislados pero que unidos a otros de agresiones a personal sanitario, ponen en evidencia conductas violentas y maneras injustificables de protestar e increpar a personas que se ven desbordadas por los efectos de esta pandemia, que sigue muy presente entre nosotros.

El paso de los aplausos a las agresiones, a la violencia, es un apagón de la razón, de la paciencia y de la educación. Es un apagón de la convivencia.

El paso de los aplausos al personal sanitario a las agresiones, a la violencia, es un apagón de la razón, de la paciencia y de la educación. Es un apagón de la convivencia

Me pregunto a menudo si estos apagones sociales no son un reflejo de los que se producen en sede gubernamental. Cuando la mentira se hace costumbre, se perpetua en los mensajes y en las bocas de aquellos que ostentan la responsabilidad de gobernar nuestro día a día, y todo sin las consecuencias que en cualquier país democrático serían esperables, se producen los apagones de la decencia y con ellos las faltas de respeto en ambas direcciones. 

También quiero referirme a otra noticia que ha llamado mi atención en relación con un importante acontecimiento que esta semana se celebra en la capital de España. Como todos los años Fitur, la feria de referencia del turismo mundial, se convertirá en el escaparate para vender nuestras excelencias y como siempre Galicia volverá a exponerlas en uno de los stands más dignos y con mayor tirón del recinto.

La noticia a la que me refiero saltaba estos días en los medios de comunicación: «La Diputación de Lugo no irá a Fitur en el stand de Turgalicia». Por egos y protagonismos difíciles de entender y de justificar, el ente provincial se descuelga de la estrategia colectiva de vender Galicia, de poner en común todo lo que podemos ofrecer a nuestros viajeros y visitantes. Lo hará fuera de este stand institucional y se cobijará bajo el paraguas de Turespaña. El mundo al revés.

Este último ejemplo representa otro apagón, el de las formas. Con esta actitud se falta seriamente al respeto a los lucenses y de manera singular a todos aquellos que se ganan la vida en alguna de las múltiples actividades vinculadas al turismo.
Apagones que producen mayor oscuridad.

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