Opinión

Volver a casa por Navidad

Parábola familiar en el festejo navideño de allegados. Acción de gracia cómica en el engaño del relato oficial
Sánchez e Iglesias. EFE
photo_camera Sánchez e Iglesias. EFE

A LA ESPERA DE que el Gobierno del reino concrete si considera socios o allegados a Bildu y ERC, España avanza hacia las Navidades con paso tan firme como desconfiado soportando mentira tras mentira. Las últimas trolas son el traslado clandestino de inmigrantes ilegales a la Península y la negativa a reconocer más de 70.000 muertos reales por covid. Con gran suspense navideño, los españoles quieren saber si Sánchez e Iglesias sientan a la mesa de Moncloa como familia lejana o directa a los herederos de Eta, los separatistas condenados por el Supremo o los allegados sin papeles procedentes de Canarias. Como pinochada encubierta, el Gobierno también cuela una treintena de leyes en la tramitación de los Presupuestos, muchas de ellas inconstitucionales según los letrados del Congreso. Y mientras Moncloa Productions determina alcance y significado del término "allegado" como salvoconducto navideño, el Gobierno prorepublicano usa la regularización fiscal del emérito para desgastar la Corona y promover la dicotomía inconstitucional entre Monarquía o República. Allegados todos, la Navidad española promete ser un turrón con sabor a vacuna y un polvorón de dopaje por ese reparto no discrecional de los fondos europeos que nuestra allegada coalición se reserva para comprar su permanencia en el poder.

Nunca tanta parcialidad y abuso volvió a casa por Navidad como en estas fiestas vestidas de covid e iluminadas por supuestos expertos en pandemias. El grado de petulancia ideológica supera las creencias navideñas de la religión y certifica el fanatismo como fórmula de gobernanza para solo la mitad de los españoles.

Este es el pecado capital de un Ejecutivo de allegados conformado por socialistas y comunistas con el respaldo institucional de partidos que no condenan el terrorismo etarra ni el golpismo encarcelado por sedición y que pretenden romper el Estado para refundar la democracia a su imagen y semejanza autocrática.

Lo que ha quedado claro es que el precedente del actual Gobierno SanchIglesias, José Luis Rodríguez Zapatero, es mucho más que un allegado del dictador venezolano Nicolás Maduro. Dado el empeño pasional con el que el ex presidente socialista ha apoyado una farsa electoral en la que solo ha participado el 30 por ciento bolivariano sin reconocimiento de la UE ni el mundo libre occidental, ZP supera la cercanía de allegado para convertirse en familia directa de régimen venezolano que viola derechos humanos, somete las libertades incluida la de prensa, limita derechos como la legítima discrepancia y no reconoce a miles de muertos víctimas de su represión política.

Si se realiza mentalmente una simple regla de tres, resulta alarmante el grado de paralelismo con algunos ramalazos autoritarios de la coalición Frankenstein, lo que sitúa a España en cuarentena democrática en espera de que los españoles vuelvan a pronunciarse en las urnas ya que el uso de su última votación resultó engañosa en términos académicos de cum fraude.

No olvidemos que Sánchez dijo en la campaña electoral que no pactaría con quien ha pactado para después convertir en familia política y allegados a los socios de la coalición que confina al pueblo español en el adoctrinamiento y la propaganda. España es un país también perimetrado en torno al cambio de régimen, la erosión de la Corona, la hoja de ruta hacia un Estado republicano y el blanqueo de los enemigos de la unidad territorial y la igualdad frente a quienes defienden la Constitución y nuestra Monarquía parlamentaria.

Mientras el Rey intenta volver a casa por Navidad, su regularización fiscal permite a la Fiscalía que depende del Gobierno mantener confinado a Felipe VI en clara intimidación y limitación de su papel institucional. Si a Pablo Iglesias, allegado de Sánchez hasta el moño y el sentido abrazo, le pareció «honesto» que Monedero regularizara 400.000 euros, resulta una verdad incómoda que las trampillas legales permitan acomodos fiscales como el de Juan Carlos I. Cantada línea seguimos para bingo de doble rasero en este grotesco juego de política kamikaze que practican Pedro y Pablo, a los que aquí bautizamos de forma pionera como los picapiedra de la Transición.

En espera de que allegados de terminal como Ábalos y Delcy regularicen las supuestas maletas de la T-4, los no allegados del periodismo crítico abogamos por la honestidad y la verdad. Sería bueno para todos, incluso para el conjunto de los españoles, que la transparencia fuera una palabra practicada además de un portal de Belén incumplido por Moncloa.

Las llaves del pazo de Meirás ya son del Estado en espera de que la futura República conquiste también las llaves del Palacio Real como hizo tiempo atrás la democracia con las del Pardo. Mientras Franco no vuelva a resucitar por enésima vez, la España de hoy se adormece en el estado de alarma permanente sin vacuna contra el recorte de libertades o la mentira oficial.

Allegados todos, volver a casa por Navidad será más fácil para los afines de la nueva normalidad que para el emérito que pilotó la Transición a la actual Monarquía democrática.

La farsa bolivariana
EL ESPEJO EN en el que se mira la actual coalición gobernante española es Venezuela, cuna del régimen bolivariano inspirado en la dictadura castrista de Cuba. Un expresidente del Gobierno de España ha acudido como presunto observador internacional de una farsa electoral fraudulenta que las democracias occidentales no han reconocido. Zapatero ha llegado incluso a dirigirse a la UE con las implicaciones negativas que eso trae para el ente SanchIglesias. ZP asumió la observación de esta parodia de Maduro junto a representantes cubanos, coreanos o el mismo Evo Morales. Estamos pues ante observadores de parte que deslegitiman las supuestas elecciones en las que no ha participado un 70 por ciento del electorado venezolano. Esta forma de entender la política con la que simpatiza la coalición social comunista compromete la democracia española ante los ojos del mundo y embarra el campo de juego español como demuestra la práctica de una gobernanza con demasiadas sombras y pocas luces. La farsa bolivariana no puede ser nunca el modelo de España.

Simón y sus apóstoles
FERNANDO SIMÓN y su equipo tratan de limpiar su manchada imagen en la gestión del virus. Han escrito una carta publicada por la revista médica británica The Lancet que critica la politización y confrontación como si Simón, escudo gubernamental en la pandemia, fuera ajeno a la politización practicada por Moncloa ya no solo en la gestión covid, sino en la crisis económica, el abuso del decreto-ley, la imposición de un 155 a Madrid y otras actuaciones que precisamente lo que fomentaron fue la confrontación con las comunidades gobernadas por el PP. En la carta del abajo firmante Simón no hay ni rastro de sus continuas meteduras de pata en aras de la considerada peor gestión del mundo, empezando por su contribución temeraria al engaño cuando aseguró que en España apenas habría contagios y animó a acudir de forma negligente a las manifestaciones del 8-M. La ausencia de sentimiento de culpa de Simón y su apostolado, incluso sin reconocer la cifra real de muertos, demuestra que esta carta debió ser de dimisión antes de que la verdad avergüence más sus actos.