Opinión

La verdad sin trincheras

Parte de guerra desde la perspectiva política española. La realidad es tan tozuda como vibrante fue el discurso de Borrell
Destrozos en la ciudad de Byshiv, cerca de Kieve, tras un bombardeo. EFE
photo_camera Destrozos en la ciudad de Byshiv, cerca de Kieve, tras un bombardeo. EFE

NADIE puede negar, salvo el comunismo más nostálgico, que la cruel invasión de Putin sobre Ucrania es una ofensiva contra Occidente y un ataque a los valores democráticos de la Unión Europea. Putin se ha vuelto un elemento peligroso para la convivencia y el orden internacional, lo que constituye una verdad sin trincheras. Y Sánchez se acaba de transformar en un redimido patriota con sentimientos, valores y principios que defiende la integridad de la nación ucraniana tras dar aire e indultar a quienes tratan de romper la integridad territorial de la nación española.

Bienvenida sea esa conversión al patriotismo de nuestro presidente al tiempo que da cobijo en su Gobierno al comunismo que comparte los ideales del dictador Putin y se manifiesta contra la Alianza Atlántica. Honra a nuestro líder de Occidente ese viraje contradictorio hacia la templanza debida del gobernante con escrúpulos, porque hasta ahora la convivencia con sus socios era una gran mentira a gritos cuya verdad queda demostrada. Todos aquellos que dan apoyo a su Gobierno y le sostienen en Moncloa (IU-Podemos y Bildu entre otros) no han respaldado la resolución del Parlamento Europeo contra la invasión rusa por considerar que Europa se construye "sobre el militarismo de la Otan". Son como la gata Flora, que gritan contra la guerra, pero lloran si se condena y deplora.

La tardía comparecencia de Sánchez en el Congreso sobre Ucrania fue respaldada mayoritariamente pese a incurrir en los habituales lugares comunes de la perífrasis retórica vacía. Sánchez volvió a la doblez de sus políticas, al malabarismo equilibrista de la calculada ambigüedad de sus actos para rectificar tras el engaño inicial sobre el envío de armas. No hay color entre el vibrante discurso del socialista Borrell en el Parlamento Europeo y el discurso de Sánchez en el Parlamento español. El jefe de la diplomacia europea fue contundente: "Nos acordaremos de aquellos que en este momento solemne no estén a nuestro lado", algo que Sánchez pasa por alto al admitir en el Consejo de Ministros a la izquierda comunista que nos margina del núcleo de decisiones de occidente. Anda ahora esa izquierda en convencer, como dijo Sánchez, que el "no a la guerra de Iraq es el no a la guerra de Putin". Pero la opinión pública se percata de que la suavidad y comprensión del ‘No a la guerra’ actual nada tiene que ver con la virulencia de entonces porque en aquella ocasión se hizo uso político contra el Gobierno mientras que ahora la oposición respalda lealmente al Ejecutivo. La perversión del relato queda reflejada desde el momento mismo de la invasión y la negativa al envío de armas por parte de Podemos, lo que llevó a Sánchez a decir que sólo enviaría material de defensa para después admitir la necesidad de enviar armas ofensivas para no romper la iniciativa europea. Como dijo Borrell, "nadie puede invocar la resolución pacífica de los conflictos y nadie puede poner en el mismo pie de igualdad al agredido y al agresor".

Ese bandazo dubitativo de disensión en la política de defensa de la coalición gubernamental española muestra claramente la madriguera ideológica en la que se encuentra atrapado Pedro Sánchez. Comunistas, separatistas y proetarras, todos ellos socios prioritarios, sostienen en palabras de Rufián que "la guerra sólo engendra fascismo" de derechas. El portavoz de ERC trató de convencer en plan gata Flora de su negativa al envío de armas para que el pueblo ucraniano pueda defenderse del sátrapa del Kremlin. Un razonamiento salpicado de alusiones a la extrema derecha que ofende la razón porque mancha el concepto de paz excusando al fascismo de extrema izquierda que está ejerciendo Rusia al invadir Ucrania.

Sánchez hace lo que debe en sintonía con la oposición liderada por el PP, que es estar al lado de los aliados y de la Unión Europea, pero sus socios lastran la credibilidad de su Gobierno abonado a la mentira y el engaño desde el inicio de su mandato. El patriota Sánchez pasa del gel hidroalcohólico al envío de armamento, lo que rompe su discurso pacifista y le da a su Gobierno un baño de realidad dentro de su devaluada influencia internacional.

A estas alturas del conflicto bélico, es seguro que Putin pagará un alto precio por la invasión y el uso indiscriminado de la fuerza militar en nombre del fascismo comunista. Pero también es cierto que España pagará un doble precio por su actuación en la guerra de Ucrania. Por un lado, Sánchez queda tocado en su apoyo político interno y desautorizado en el concierto geopolítico internacional.

Por otro, de nada le servirá esconderse tras la guerra para justificar su gestión económica, con la inflación en el 7,4 por ciento, el mayor paro de la Unión Europea y sus concesiones a comunistas, proetarras y separatistas. Esa realidad no se tapa ni con vacunas, ni con fondos europeos, ni congelando la subida fiscal ya consumada, ni con la exoneración del emérito, ni con la crisis del PP. No se tapa por mucho que el aparato de propaganda ‘monclovita’ trate de matar la verdad en tiempo de guerra.

De la Corona y la crisis

EL ARCHIVO de la investigación al Rey emérito cierra un ciclo de acoso y derribo a la Corona orquestado desde la izquierda que Sánchez no supo ni quiso atajar. El destierro de Don Juan Carlos, próximo a su fin, es una decisión que perseguirá al PSOE hasta que se abran las urnas. La elección del momento para anunciarlo, en plena guerra, crisis del PP y crisis económica, pone al descubierto las vergüenzas de la Fiscalía y del Ejecutivo. La crisis económica iniciada con la pandemia y agravada por la guerra de Ucrania se agudiza con el encarecimiento de los precios, desde la luz a los combustibles, y tendrá su prolongación en el éxodo de refugiados que huyen de Ucrania rumbo a Europa. Pero las sanciones económicas también están causando estragos en la economía rusa, que aguantará mientras China pague. La guerra parece ir para largo, de modo que el rublo y la oligarquía soviética empiezan a hacer aguas. Putin se enfrenta a un embargo global en toda regla que va del dinero al deporte, del cierre del espacio aéreo internacional a la propia protesta de la oposición rusa. La poca que queda tras el asesinato en cascada de quienes osaron contestar al régimen comunista.

Feijóo en presidente

DISCURSO en presidente de Feijóo para anunciar su candidatura, con fondo, forma y hechuras de estadista. Dice que no viene a insultar a Sánchez, sino a ganarle, lo que marca un cambio de estilo al hacer oposición política. Feijóo muestra respeto a su partido y respeto a los rivales. Es un líder de emociones y sentimientos, con carisma y liderazgo, ansioso por contribuir a la madurez adulta de la política. Dice González Pons que "esto no es una refundación, sino el reinicio del PP". El portavoz popular sabe de lo que habla porque pilota el congreso para lanzar el liderazgo de Feijóo en Sevilla, una ciudad que en 1990 fue el verdadero escenario de la refundación del PP con la elección de Aznar. Ahora se trata de reunificar y consolidar un discurso de oposición y alternancia democrática con la que dar respuesta al Gobierno de Sánchez. Se trata de ilusionar y esperanzar tanto a los votantes del PP como al conjunto de la sociedad. Y para ello es necesario un rearme ideológico que trasciende la propia centralidad del Feijóo. El Partido Popular no está para prescindir de nadie, pero requiere disciplina, ética e inteligencia para sumar.

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