Opinión

Tramontana frente a la Metro…

El viento del norte sopla como tramontana de empuje político en todo el territorio de España. La tromantana es turbulenta y fría, de desconfianza hacia la refundación constituyente del nuevo orden político. Ese viento de tramontana barrerá como un huracán el esquema de Aló Presidente diseñado para un escenario cesarista con el que imponer el nuevo régimen postcoronavirus ideado por la MGM (Metro Gurú Moncloa). Porque esa tramontana del norte dejará al PNV y al PP como fuerzas dominantes en Euskadi y Galicia pese a la invención del relato monclovita inspirado en la propaganda y la postverdad fake como garantías de control de la opinión pública y publicada antes, durante y después de la pandemia.

Llama la atención que en medio de las encuestas favorables a Feijóo y Urkullu se abra paso Tramontana S-74, el único submarino con el que cuenta la Armada Española. Solo nos queda un submarino que ni siquiera es amarillo ni tiene canción. Tan solo es la prueba evidente de la decadencia del Estado en manos del pacifismo ideológico que prefiere pactar con los herederos de los pistoleros de Eta y acusar a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de conspiración golpista que de mantener una política de defensa decente que garantice la libertad colectiva. Eso sí, para tirar del Ejército, la Guardia Civil y la Policía en la lucha contra el coronavirus y la vigilancia del chalet de Galapagar no ha escatimado esfuerzo alguno este Gobierno de acentuado pensamiento único.

La Metro Gurú Moncloa, también conocida como Moncloa Productions, trabaja a destajo para convertir el homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus en una gran superproducción televisiva con la que refrendar la versión oficial del coronavirus tras las elecciones de Galicia y Euskadi. Sin embargo, el viento de tramontana hará ondear con orgullo y unidad la bandera de España frente a una gestión partidista con más sombras que luces que ha sido cuestionada internacionalmente. Ese 16 de julio, bajo presidencia del Rey contra el que este Ejecutivo de coalición ha convocado caceroladas, los muertos por Covid y sus familias recibirán el homenaje que el mando único ha ido negando y retrasando cuanto ha podido por razones políticas. Para esa fecha solo hay que desear y pedir que Sánchez e Iglesias reconozcan la verdadera cifra de muertos, alrededor de 45.000, muy superior a los 28.000 aceptados oficialmente. Eso debería ir acompañado de una petición de perdón a los españoles, igual que han hecho otros dirigentes autonómicos y mundiales regidos por la templanza de la honorabilidad y la verdad. Solo así los muertos descansarán en paz y los vivos encontraremos motivos para superar tantos errores, tanta incompetencia y tantas mentiras.

En esta normalidad de tramontana del norte soplan tiempos de justicia y de banquillo para aquellos que han hecho del engaño su programa político. Los sondeos solo son un presagio de las intenciones de la ciudadanía con las que airear la casa común de la política y purificar el ambiente. Hay que limpiar el virus de la mentira y el engaño para ganar en seguridad, igualdad y verdadera convivencia.

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