Opinión

Tengamos la fiesta en paz…

El cese de Paz Esteban se interpreta como la entrega de su cabeza al separatismo para mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa
Paz Esteban. ALEJANDRO MARTÍNEZ VÁLEZA
photo_camera Paz Esteban. ALEJANDRO MARTÍNEZ VÁLEZA

TENGAMOS LA fiesta en Paz Esteban, debieron pensar en Moncloa. Y la directora del CNI fue cesada con premeditación y alevosía a la semana siguiente de comparecer en la comisión de secretos oficiales que el Gobierno ordenó abrir a los separatistas y la presidenta del Congreso ejecutó rauda y veloz. Esta mujer respetada por todos en el mundo de los servicios secretos españoles, con 40 años de trayectoria y experiencia a sus espaldas, ha pagado los platos rotos de Pegasus por espiar a los independentistas catalanes bajo orden judicial. Es decir, ha sido purgada por cumplir con su obligación de proteger al Estado frente a los golpistas y rupturistas que habiendo sido condenados siguieron amenazando con volver a convocar un referéndum ilegal y declarar la independencia, lo cual es inconstitucional. La voracidad separatista se ha visto saciada con Paz Esteban para tener la fiesta de la legislatura en paz. 

Sánchez recompone el equilibrio de sus apoyos con la destitución de la directora de Centro Nacional de Inteligencia y lo rubrica mediante reunión de pleitesía con Pere Aragonès. El enorme desprestigio y daño reputacional ocasionado al CNI es directamente proporcional al grado de confusión, inoperatividad, desprestigio y división en la coalición de gobierno, incluidos los socios de ERC y Bildu. Y sobre todo, evidencia que las decisiones políticas e ideológicas son la prioridad del sanchismo gobernante, que no desfallece ante nadie y ante nada para preservar el poder que conquistó mediante una mejorable moción de censura y la posterior repetición electoral que requirió el desvelo pactista del insomnio.

El otro lado de la moneda, no se sabe si la cruz o la cara, es el espionaje a Sánchez y Robles, que no es la verdadera razón por la que cae Paz Esteban, aunque así se diga, porque en realidad los secesionistas catalanes pidieron su cese por haber sido espiados y no por el robo de gigas y megas en el iPhoneSánchez. Esa dicotomía separada por la fina línea de Pegasus es la que genera confusión, coartada y justificación para proceder a la destitución de Paz Esteban, persona de confianza de la ministra Robles que, lejos de dimitir, prefiere mirar para otro lado y llamarlo "sustitución".

Si Robles, jueza y parte, de lo más serio y competente de este Gobierno, hubiera mantenido la defensa de su directora del CNI, tendría que haber dimitido a continuación. Pero el propio sanchismo, acorralado por la presión de sus socios y por la inminente cumbre de la Otan en Madrid, ha decidido salvar a Robles de momento. Margarita, que así se llama el amor a la defensa de España, sabe muy bien que si llega el caso ella también será arrojada a los leones en el ruedo inhumano de la política, disciplina en la que la coherencia y los escrúpulos son un efecto de ilusión que perece en el intento de decencia.

Lo que realmente cierra la cuadratura del círculo es que el día de la destitución de Paz Esteban, el diario dependiente del sanchismo e independiente de la mañana, publicaba una entrevista con Oriol Junqueras, condenado por el Supremo e indultado por Sánchez, que certificaba y anticipaba la guillotina de la directora del CNI. El titular entrecomillado a cuatro columnas era: "Ayudaremos si hay garantías de que no volverá a ocurrir". Eureka, petición a Sánchez muy a lo emérito de "no lo volveré a hacer". La suerte estaba echada y el pacto garantizado.

Rufián y sus colegas siguen simulando el pataleo de la desclasificación del espionaje y señalando la horca para Robles, pero eso es atrezzo de la representación con la que justificar el chantaje y la humillación del Estado. A Paz Esteban se le ofreció dimitir, pero ella se negó, porque no tiene conciencia de haber obrado mal. Más bien al contrario, pues actuó como una verdadera jefa del espionaje español, que tenía el respaldo de todo el CNI por su capacidad de trabajo, rigor y seriedad. En realidad, Paz Esteban hizo su trabajo en materia de seguridad e inteligencia con el objetivo oficial de prevenir amenazas contra la integridad territorial de España y con consentimiento de Moncloa.

Esa es la función del CNI que ahora se ha dinamitado por razones políticas y conveniencia sanchista, lo cual pone a los pies de los caballos la labor y el prestigio de años desde que sus siglas reemplazaron al Cesid en 2002, tras las dimisiones de los socialistas Serra y García Vargas por las escuchas al rey Juan Carlos, ahora exonerado de las comisiones del Ave a la Meca.

Desde que el 2 de mayo el ministro Bolaños nos madrugara el festivo con aquella inaudita rueda de prensa para anunciar el espionaje a Sánchez y Robles se ha librado una dura batalla soterrada de poder por el control del CNI. Bolaños ha perdido frente a Robles, porque el Centro Nacional de Inteligencia depende orgánicamente del ministerio de Defensa y no de Presidencia del Gobierno. He ahí el dilema, la razón, la explicación del esperpento vivido junto a la necesidad de mayorías.

Del 3 al 25%

De aquel 3 por ciento denunciado por Maragall en el Parlament que tanto enojó a CIU al 25 por ciento del castellano en las aulas. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha dado 15 días a la Generalitat de Pere Aragonès, espiado por el CNI por coordinar los CDR violentos, para que ejecute la sentencia que fija el cumplimiento de un mínimo del 25 por ciento de las clases en castellano en todos los centros educativos de Cataluña. Los socios de Sánchez, sin embargo, inmersos en su campaña de propaganda del espionaje político, hacen oídos sordos y recurrirán la decisión judicial. Aragonès sigue en la insumisión mientras dobla el pulso a Sánchez con el caso Pegasus y le impone una reunión de Estado a Estado. Los defensores del bilingüismo consideran esta sentencia histórica porque impacta directamente en la estrategia educativa de implantación del separatismo frente a lo garantizado por la Constitución española. El Govern trabaja mientras tanto en un decreto para blindar sus proyectos lingüísticos y sortear el cumplimiento de la sentencia judicial, incurriendo en desacato continuado que a otros ciudadanos y organismos no se les permitiría.

El control del CNI

Cuentan fuentes oficiosas que Robles amenazó con irse en vísperas de la cumbre de la Otan si le hubieran birlado el control del CNI. Félix Bolaños puso toda la carne en el asador con el anuncio del espionaje con el sistema Pegasus sin calibrar que la seguridad del móvil del presidente del Gobierno corresponde a su ministerio y, en todo caso, la responsabilidad es compartida. Así que la idea inicial era colocar al frente del CNI en lugar de Paz Esteban a Miguel Ángel Ballesteros, repito, siempre según fuentes oficiosas. Ballesteros es un general experto en geopolítica y prevención del terrorismo que ocupa la dirección del Departamento de Seguridad Nacional de Presidencia del Gobierno desde junio de 2018. Pero Robles jugó bien sus cartas y puso toda la carne en el asador: o ella nombraba a la sucesora de Paz Esteban o se iba. De ahí que la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, sea la sustituta porque también es funcionaria del CNI, lo que le permite a Robles hablar de "sustitución" y no de "destitución". A Paz Esteban, insisten fuentes oficiosas, le han "prometido otro destino", aunque dada su resistencia a dimitir se verá si le dan una salida digna.

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