Opinión

Quedarse en casa... como niños

Cuando luto y muerte son un cuento de niños en el país de las marav-ILLAS. Pedro y Pablo se aplican al cuento
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EFE
photo_camera El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EFE

QUEDARSE EN casa en regreso nostálgico a la niñez. La vida se generaliza en el ámbito del hogar, como un recuerdo del presente en estado de dependencia por decreto. Todo lo insignificante y cotidiano cobra grandeza en la magia del confinamiento hasta convertirse en una experiencia vital de resistencia al acoso del coronavirus. En la ficción de una guerra, el enemigo acecha las murallas seguras de la fortaleza familiar y militar mientras las horas se consumen con efímera caducidad. Día tras día, la monotonía del hábito nos va envolviendo con la maestría del tiempo en un sortilegio de alarma prorrogada que nos mantiene en cuarentena cautiva y desarmada a salvo del hechizo peligroso de la muerte. Debemos estar agradecidos, alabada sea la Santa Trinidad de la moción.

Dando rienda suelta a la imaginación superior de un niño, todo parece bonito, carente de riesgo, pleno de cantos y confianza. Lo es, imaginando la libertad, trasteando en las redes, sin féretros a la vista y trasnochando hasta el madrugar. Lo es, hasta que cada mañana la cifra de muertes te despierta del sueño placentero como una pesadilla sudorosa. Entonces vuelves a la realidad del adulto confinado, que no se corresponde con la armoniosa arcadia feliz que nos van relatando mediante el guión de propaganda catódica maratoniana.

La cultura del aplauso se extiende en un país festivo que ha llegado tarde a casi todo menos al positivismo oficial del virus. Pero con la sacudida de 23.000 muertos, comprendes que serán muchos más cuando se haga el recuento de la verdad. Entonces, los escraches político-mediáticos por la muerte de Excalibur parecerán un cuento de niños al lado de la justicia social.

Illa, Illa, Illa, esto no es una maravilla. Primero el Barrio Sésamo en el que el astroministro Duque y el experto metido a portavoz político Simón hicieron de EPI y Blas. Después Sánchez con su Aló Presidente dirigido al chiripitifláutico público infantil. Y más tarde niños y padres convertidos en objetivo publicitario de la nueva MGM (Metro Goldwyn Moncloa) que ruge como león amaestrado en la selva de la pandemia. Pero el aparato de agitación populista de Petete cometió un error de bulto al transformar a los niños menores de 14 en pequeños bulos del coronavirus gracias al patinazo fake de la ‘portavó’ Montero y del ministro filósofo, Salvador Illa, que también rima con mascarilla. Ambos convirtieron a los niños de España en supuestos acompañantes de mayores con reparos para ir al súper, la farmacia o el banco, negándoles la libertad del paseo saludable. Realmente, incluida la posterior arenga a menores del predicador de guardería Pablo Iglesias, fue todo un homenaje a la chapuza. Chapuza que compite por el premio global a la incompetencia en el festival de la alarma junto con las mascarillas defectuosas, los test fantasmas, el recuento de muertes a la baja y la monitorización de la crítica al Gobierno con la que se trata de minimizar la libertad de prensa y expresión aprovechando el mando único de la verdad oficial. Un general de la Guardia Civil se convirtió en el niño que siempre dice la verdad dentro del relato virtual de la Covid-realidad. El general Santiago leyó su confesión ante toda España desde el plató televisivo del lapsus permanente. El concepto minimalista de 23.000 muertos que se ha adueñado del cuento para niños choca con el clima diabólico del mal, siempre a minimizar por ser contrario a la excelentísima gestión del Gobierno maravilla. Palabra de general, verdad de niño, que la ministra de Educación preescolar corroboró al afirmar que «no podemos aceptar mensajes negativos, mensajes falsos». Celáa identificaba lo negativo para el Gobierno con la falsedad, como si toda la información ajena al discurso oficial, que dijo el CIS, fuera un gran bulo para desestabilizar el régimen socialcomunista de la verdad absoluta y única. Esto, unido a los renuncios ‘me gusta’ del harén de rusas en Facebook y a los seguidores fake de Sánchez en Twitter, viene a dar la razón al recordado Rubalcaba cuando dijo que «nos merecemos un Gobierno que no nos mienta». Es decir, que no nos mienta… más.

Andan ahora Pedro y Pablo picando piedra para darle la vuelta a la dependencia del PP. Casado no solo corrigió la falta de tacto de Batet y Sánchez pidiendo un minuto de silencio en el Congreso por los miles de muertos, sino que arrebató la iniciativa del humo pactista con la que Sánchez y Redondo pretendían fumigar la crítica a la peor gestión occidental. Casado le dio a Sánchez el cambiazo de la videoconferencia: Comisión parlamentaria de la Recuperación por Pactos de Reconstrucción de la Moncloa. Ahora, la coalición quiere darle la vuelta proponiendo pactos autonómicos al tiempo que dispensa culpas a las CCAA por los mayores de las residencias, cuya responsabilidad recae también en el vicepresidente social desde que se decretó el mando único. Pero va a ser que no, porque para lograr el rescate solidario de Europa el Gobierno tiene que ejercer un liderazgo también único con el PP, ya que ir de la mano del comunismo chiripa a la griega solo nos traería a España más ruina con los malvados hombres de negro.

Preguntas (im)pertinentes
¿POR QUÉ España actuó tarde contra el coronavirus? ¿Por qué se escondió que el virus ya estaba en nuestro país desde febrero como avalan distintos informes? ¿Por qué se permitieron las manifestaciones del 8-M y otros eventos deportivos y políticos como el de Vox? ¿Por qué nadie pide perdón por la errática gestión española que muchas voces internacionales definen como nefasta? ¿Por qué Simón y el ministro Illa siguen en sus puestos tras rebajar la gravedad de la pandemia global de la OMS hasta decir que apenas habría contagios? ¿Por qué nadie dimite en el Gobierno por la continua improvisación y fallos en la compra de material exponiendo a nuestros sanitarios, que ya han denunciado a Sanidad? ¿Por qué nadie habla de negligencia en Moncloa cuando el decreto-ley de alarma otorga poderes absolutos al Gobierno en virtud del mando único desde el 14 de marzo? ¿Por qué desde el Ejecutivo se convocan caceroladas contra el Rey en plena pandemia y se actúa contra la Monarquía exaltando la República sin que Sánchez defienda la Corona? ¿Por qué en estado de alarma Iglesias accede por decreto al CNI mientras dinamita la separación de poderes criticando sentencias judiciales?

Más preguntas (im)pertinentes
¿POR QUÉ Tezanos introduce en el CIS una pregunta para justificar la prevalencia de la información oficial sobre la libertad de prensa y expresión? ¿Por qué se persiguen los bulos críticos en las redes y se minimiza y monitoriza el clima negativo contrario al Ejecutivo? ¿Por qué la coalición ha dificultado durante un mes, y lo sigue haciendo, las preguntas de los periodistas en las ruedas de prensa de Moncloa? ¿Por qué se da prioridad de sesión continua a la propaganda y presencia televisiva del Gobierno confundiendo control de la comunicación con gestión y eficacia? ¿Por qué el Ejecutivo se escuda tras expertos y uniformados sometiéndoles a una excesiva exposición que genera contradicciones y más improvisación? ¿Por qué un ministro desautoriza a un general de la Guardia Civil tachando de lapsus su declaración leída sobre los bulos? ¿Por qué la UE no se fía del Gobierno español que pide coronabonos y Plan Marshall para superar la recesión? ¿Por qué Galicia deja en evidencia al mando único yendo por delante en el estudio de seroprevalencia ? ¿Y por qué el Gobierno se ha resistido desde el principio al luto nacional y a la exposición de la cifra total de muertos?

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