Opinión

La multiplicación del poder

Performance política en la hora decisiva de la legislatura. Cómo sobrevivir a la crisis, a los socios y al partido
Pedro Sánchez, en Miravete. BALLESTEROS (Efe)
photo_camera Pedro Sánchez, en Miravete. BALLESTEROS (Efe)

Una frenética agitación está sacudiendo el verano del sanchismo. Los relatores de la Moncloa se han reactivado a golpe de calor para reincidir en una narrativa de triunfo y agenda gubernamental al rebufo de la cumbre de la Otan y del debate sobre el estado de la nación en el que Sánchez no tuvo más rival que el silencio indiferente de Feijóo por exigencias del guion parlamentario. Así que el presidente se ha venido arriba, esta vez sin ayuda de Tezanos y ni del CIS, para negar la evidencia del declive sanchista y aguantar esta legislatura terminal.

Sánchez se puso sus vaqueros más desgastados y apretados para visitar las zonas arrasadas por los incendios forestales. Y se hizo un ‘book’ a la medida para terminar culpando al cambio climático de los fuegos, como culpa a Putin de la inflación y a la conspiración del puro de su desacierto en la gestión tanto económica como política. Mucho cambio climático y efecto invernadero pero demasiados helicópteros Súper Puma, Falcon y Audis que contaminan y gastan.

En la agenda de Sánchez estaba marcada esa visita a Extremadura para inaugurar el primer Ave de lenta velocidad. Pero no podía acudir con el Rey sin poner una vela en el altar del «cambio climático... que mata», según dijo sobre un plató natural totalmente calcinado. El cambio climático mata como el calor y como el hambre, como las bombas rusas en Ucrania o los coches bomba de Eta y del terrorismo yihadista, como el cáncer, el covid o la carretera. Y hasta matan de risa las bromas que le han gastado a Sánchez en las redes por su posado sobre el monte arrasado por las llamas, que es como dejó la economía española Zapatero y como puede quedar cuando termine esta segunda parte de populismo que no está siendo nada buena.

Después, Sánchez se puso traje y corbata para dar por inaugurado un Ave que en realidad también era un Alvia de gasoil para un tramo de 135 kilómetros con largos trayectos de vía sin electrificar, según se ha publicado. Sorprende que Felipe VI no detectara que Sánchez se parapetaba esta vez tras la corona del reino de España para marcarse cuarto y mitad de Ave, como si estuviéramos a las puertas de un proceso electoral pese a que el CIS ya le da la victoria al PP. Y si esto es así, dicen los sociólogos que la diferencia es mayor a la marcada por Tezanos, como recogen los sondeos privados.

Todo este superlativo incremento de presencia presidencial obedece a la multiplicación del poder para recuperar la iniciativa política. A veces suena a campaña electoral, nada es descartable, aunque los estudios demoscópicos desconfíen de Sánchez y lo que queda del PSOE, cuyo comité de ayer sábado buscó la redención y el perdón de todos los pecados del sanchismo.

La multiplicación del poder significa poner remedio a la sangría electoral en un intento de recuperar porcentaje de voto tras la debacle en Madrid, Castilla y León y sobre todo Andalucía, feudo socialista histórico en el que el PP de Feijóo y Moreno ya ha sido investido tras lograr mayoría absoluta.

La multiplicación del poder incluye relevos en la cúpula del PSOE (Montero y Pilar Alegría), Congreso (Patxi López), la Fiscalía del Estado (Álvaro García Ortiz) y muy probablemente en el Gobierno. Otra cosa es que eso le dé resultado a Sánchez porque con anteriores piruetas y lavados de cara obtuvo escaso resultado y solo fueron cortinas de humo para llegar a donde estamos. Y estamos en una España que bate récord de deuda pública, donde la inflación sigue disparada y las medidas populistas anticrisis no terminan de convencer ni a los expertos ni a la ciudadanía. La multiplicación del poder se ha convertido dentro del sanchismo en un embudo personalista que tras deshacerse de sus fieles trata de reestablecer el favor de un partido abrasado y de una sociedad muy cabreada donde Gobierno, PSOE y Congreso se confunden porque Sánchez es el padre, el hijo y el espíritu santo. La multiplicación del poder pretende reducir el descrédito de Sánchez, que es directamente proporcional a todos sus atrevimientos y desaires al Estado, la Corona y los españoles.

Y ese logro no se consigue solo con visitas de Estado a los incendios ni medidas populistas para contentar a los socios del insomnio. Se logra con resultados, haciendo las cosas por consenso con las grandes mayorías y no con las minorías, gobernando para todos y no solo para los tuyos, volviendo a la verdad objetiva del interés general y abandonando la mentira agitadora de la confrontación desmemoriada. En las próximas citas electorales veremos si los españoles tienen memoria reciente, veremos si aceptan el blanqueo de la realidad y el relato del sanchismo y de sus socios en la denominada memoria democrática.

Veremos si votan con la ideología o con el bolsillo, con los fantasmas del lejano franquismo o el empobrecimiento del presente. Veremos si votan por una buena gestión o por el espectáculo publicitario de una gobernanza hecha de fotos y de spots. La multiplicación del poder, con Boe y todo, nunca vencerá si no convence, y hasta el CIS ha dejado de resistirse al cambio de ciclo.

Lastra no es un lastre

Adriana Lastra ha dimitido para no ser el lastre del sanchismo, que ha encontrado recambio en un periquete. Lastra se suma a la larga lista de fieles que el líder supremo ha ido dejando en el camino tras Calvo, Ábalos o Redondo. La vicesecretaria general del PSOE aduce motivos personales, al parecer relacionados con el riesgo de su embarazo, lo que choca mucho con la bandera de la igualdad de la que presume la izquierda, tal y como ha recordado alguna militante ilustre, pues se percibe una maniobra poco decorosa para apartar a Lastra en plena gestación y resucitar al PSOE moldeado a imagen y semejanza del sanchismo. Sánchez ya apartó a Lastra de la portavocía del Congreso. Y tras los evidentes enfrentamientos con el número tres, Santos Cerdán, su caída se daba por descontada luego del descalabro electoral en Andalucía. Fuentes socialistas no sanchistas dicen que «Pedro siempre culpa a los demás» de sus propias responsabilidades. Y el caso de Adriana Lastra parece un ejemplo más en la larga lista de decapitaciones a los más leales. En Twitter, Sánchez dijo: «Querida Adriana, eres una socialista ejemplar...». Pues eso...

Delgado también cae

Dolores Delgado ha dimitido como fiscala general del Estado, cargo que nunca debió ocupar por su condición de candidata socialista y su anterior ocupación de ministra de Justicia. Como en el caso de Lastra, ha argumentado motivos personales y de salud, pues llevaba tiempo de baja por una delicada operación de espalda, lo cual al parecer no le impedirá ocupar la ansiada Fiscalía de Memoria Democrática para felicidad de su querido exjuez Garzón. Lo cierto es que Delgado era un argumento que perjudicaba mucho al sanchismo en su estrategia de ‘oKupación’ del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. La sustituye en el cargo Álvaro García Ortiz, fiscal del Supremo y jefe de la secretaria técnica de la Fiscalía del Estado. O sea, persona de confianza de Delgado que ha participado en actos electorales del PSOE gallego. García Ortiz se ocupó en 2005 del caso Prestige, ya que en ese momento era especialista en medio ambiente de la Fiscalía del Tribunal Superior de Galicia. Está casado con una gallega, lo cual no es carta de inmunidad en la separación de poderes.

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