Opinión

Los martes sin sol

Hubo una película muy premiada y alabada por crítica y público en la que un grupo de trabajadores en paro se tumbaba ‘Los lunes al sol’ en plena reconversión industrial (barra) naval. Con un guion hecho de puro costumbrismo cinematográfico, los Bardem, Tosar y compañía construyeron un relato interpretativo que tuvo gran éxito y eco popular al instalarse sin imaginario posible en las colas del Inem. Durante el mandato de Zapatero, que comenzó 2 años después del estreno de la película de León de Aranoa, si le preguntabas a alguien por su situación laboral era fácil que te contestara medio en broma medio en serio con la frase hecha «Los lunes al sol»; sobre todo después de que ZP y su Gobierno mandaran al paro a más de 3 millones de españoles por ignorar la crisis pese a los indicadores. Ahora, viendo la agencia de colocación en la que se ha convertido el Gobierno de coalición, podemos convenir que el Consejo de Ministros fomenta el empleo de manera satisfactoria y notable. Serán martes sin que la izquierda indignada del 15-M se tumbe al sol, porque entre ministerios, secretarías de Estado, direcciones generales, asesores y la flamante vicepresidencia de Pablo Iglesias se premia por necesidades de poder a la generación del cabreo radical que encontró acomodo entre la casta antes tan aborrecida.

Con un discurso de nostálgico comunismo que subirá los impuestos a los ricos para que los paguen los pobres de siempre (las clases medias), los martes sin sol no te cases ni te embarques porque hay consejo de ministros.

Sánchez y su presidente bis, Iván Redondo, pasan la reunión ministerial de los viernes a los martes, porque de esa manera se garantizan la vigilancia de la bicefalia, del peligroso desdoblamiento de funciones y de la multiplicación del gasto. Martes sin sol pero con consejo de ministros en caso de cumbres europeas y sesiones de control parlamentario. Los martes sin sol pero con consejo de ministros nos harán la vida mucho más fácil, porque como dice el refranero, «en todos tiempos y en todas partes, hay domingos que son martes».

Los martes sin sol deberían suponer un salto cuantitativo y cualitativo en la vida de España, pero como dice la costumbre, «lunes galbana, martes mala gana». Como la música, ser parte del consejo de ministros amansa a las fieras, por lo que ya se irá viendo con Sánchez e Iglesias como «riñen en lunes los amantes, y se buscan el martes». Después de tanto abrazo con el que sellar el otrora odio visceral recíproco, irán apareciendo desavenencias soterradas para dar cumplimiento al refrán verdadero: «Martes, de besos te hartes».

A la oposición no le ha gustado ni un poco el cambio de día del Consejo de Ministros, porque conociendo cómo se las gastan Sánchez y Redondo dan por seguro que lo hacen para dificultar el control al Gobierno. Con el refranero en la mano, si bien «en todas partes tiene la semana su martes», ya se sabe que «buenos y malos martes los hay en todas partes». A la vista del coste del multitudinario del Consejo de Ministros y de todos los acuerdos de coalición firmados antes del primer abrazo, «ni en lunes ni en martes vayas sin dinero a ninguna parte».

Si tenemos en cuenta que todos los españoles pagaremos la factura, se hace más verdad que «para los desgraciados todos los días son martes», lo cual explicaría a ojos del pueblo oprimido el cambio de día del Consejo de Ministros. Claro que Pedro, Pablo y el ya conocido como «Iván el temible» deben tentarse con el cambio, pues «para quien no tiene la suerte de su parte, todos los días son martes». En consecuencia, una vez sellada la boda de coalición, «si en martes de carnaval te casas, no habrá hijos ingratos en tu casa». Quizás por eso PSOE y Podemos han firmado un protocolo de vigilancia mutua.

Aquel Gobierno bonito se ha convertido en un Gobierno de alfombra roja y familia numerosa, con lo mal visto que está eso en la izquierda. A este paso el Ejecutivo de coalición pasará a ser numerario del mismo modo que sus decisiones se tornan colegiadas.

Siguiendo el ejemplo del presidente Sánchez, el vicepresidente segundo Iglesias también tiene un antes y un después en su vida política para justificar cambios inexplicables de posición. Por eso lo que dijo por su boquita de la futura fiscal general del Estado, Dolores Delgado, llamémosla Lola, sobre sus vergonzosas frases en las cintas de Villarejo, se ha transformado tras acceder al Gobierno en incondicional confianza y presunta independencia. Y si bien la Ley, como comprobará Sánchez en su inviable proceso de desjudicialización del procés, no permitirá los excesos exigidos por los socios separatistas pues para eso vivimos en un Estado de Derecho y tenemos la Constitución, resulta feo nombrar para cargo de tan honorable responsabilidad a quien fue ministra de la cosa y carece de idoneidad según el Poder Judicial. Desde el socialista Eligio Hernández, cuyo nombramiento fue finalmente declarado ilegal por el Supremo, y el polvo en las togas del paisano Conde Pumpido, nunca un fiscal del Estado reprobado como ministro ha tenido tanta oposición y ha dividido tanto.

Miserias del poder

El choque entre el CGPJ y el Gobierno ha explotado tras la investidura de coalición. Los jueces le han dado una patada a Sánchez en el trasero del vice Iglesias por decir que la «Justicia europea ha humillado a la española», lo cual es mentira. La separación de poderes y la independencia de la Fiscalía «se ven amenazas», según la oposición y buena parte de la carrera judicial. El propio CGPJ ha rechazado valorar la idoneidad para el cargo con una división histórica. Lola Delgado «exigió el cargo tras verse cesada», según fuentes oficiosas. Su amigo Garzón, exjuez por prevaricar en el caso Gürtel y hoy abogado de Evo Morales, «levantó el teléfono», según cuentan las malas lenguas. Conociendo los antecedentes del GAL tras dejar a Garzón en secretario de Estado pese a que Felipe González le prometió un ministerio, nunca hubo duda de que Lola Delgado sería la nueva fiscal del Estado que hará buena a Segarra. Nos dará grandes tardes de gloria, porque la elogian sin desmayo radicales separatistas y populistas, y porque la oposición teme que la segunda razón de su nombramiento «sean ciertas causas judiciales pendientes».

Contrapoder autonómico

Para combatir el Gobierno de izquierdas y las exigencias de sus socios separatistas, el PP plantea una oposición de firmeza moderada. Se observa más agresividad en Vox y Ciudadanos. Pero la verdadera resistencia se realizará desde las autonomías y ayuntamientos gobernados por las derechas, empezando por Madrid y Galicia. Al tiempo que Feijóo exhibe un liderazgo centrista con alcance nacional, el PP adapta su discurso de Madrid a las necesidades de sus pactos de gobernabilidad. Esta semana lo hemos visto en los desayunos de Fórum Europa y Europa Press del alcalde y la presidenta de Madrid. Hubo llenazo en los hoteles Westin Palace e Intercontinental, mientras los más suspicaces comentaban que se debía a la encuesta de GAD 3/ABC que daba una gran subida al PP (103) hasta situarlo a 6 escaños del PSOE (109). Sin embargo, el CIS de Tezanos ha vuelto a dar la campanada al otorgarle unas decimillas de subida a PSOE y Podemos y bajada a la derecha. Sin duda Tezanos se gana su continuidad pese al uso partidista errático de un organismo público. Ahora tiene que contentar a PSOE, Podemos y socios, y no sólo a Sánchez e Iván el temible.

Comentarios