Opinión

La imagen del presidente

LOS NUEVOS inquilinos del palacio de la Moncloa están haciendo su trabajo muy a la americana. El talento se le atribuye al jefe de gabinete de Pedro Sánchez, que antes trabajó para el PP. Iván Redondo le está labrando un book made in Usa, que recuerda bastante a la factoría Obama. Las gafas de sol en el avión presidencial, las perritas y el footing para terminar de liquidar «el trote cochinero» de Rajoy, las manos del líder y el uso de todos los mecanismos al alcance del poder para proyectar una imagen moderna y en futuro de Sánchez. Para empezar, además de pintar y cambiar la decoración de Palacio, hay una evidente hiperactividad en la campaña mediática del nuevo Gobierno, empezando por el casting de los ministros y ministras. Y del mismo modo que Rajoy tenía pavor a la comunicación, el equipo de Sánchez tiene claro que ese es el camino de la permanencia. El helipuerto de Moncloa vuelve a funcionar a destajo, y no como con Rajoy, que tras su accidente de helicóptero limitó ese servicio presidencial. Sánchez se plantea reabrir la polémica bodeguiya felipista, porque eso le permitirá dar más juego a una Moncloa demasiado codiciada.

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