Opinión

El pacto del Tinell, el origen

Disertación sobre el concepto partidista de la política. El interés general, meta de lo público

Ayuso, Casado y Almeida. EMILIO NARANJO (EFE)
photo_camera Ayuso, Casado y Almeida. EMILIO NARANJO (EFE)

Cuando en pleno Gobierno de Aznar (14 de diciembre de 2003) el PSC-PSOE, ERC e Iniciativa Per Cataluña- Los Verdes-IU firmaron el famoso pacto del Tinell contra el PP se abrió en España un precedente de dudoso espíritu democrático. La rúbrica de Pasqual Maragall, Carod Rovira y Joan Saura estableció el tripartito catalán y el llamado cordón sanitario antipopulares, que entonces tenían 15 diputados autonómicos. De aquellos barros estos lodos, porque ese pacto del Tinell decía así: "Los partidos firmantes se comprometen a no establecer ningún acuerdo de gobernabilidad con el PP en el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno del Estado, y a renunciar a establecer pactos de gobierno y pactos parlamentarios estables en las cámaras estatales". 

Aquellas elecciones catalanas las había ganado CIU con 46 escaños frente a los 42 del PSC, por lo que el pacto del Tinell, sin decirlo, también acababa con la hegemonía convergente en Cataluña que, al ver las orejas al lobo, se pasó a ese bando de aislamiento del PP hasta recuperar la Generalitat y encabezar con Puigdemont la revuelta golpista reciente. Todo eso sucedió con el visto bueno de Zapatero quien, recordemos, le dijo a Pasqual (Maragall) que apoyaría la reforma del Estatut que aprobara el Parlament, como así fue. 

Dieciséis años después nos encontramos con la mayor amenaza para la unidad, igualdad y convivencia de España desde la dictadura de Franco y el terrorismo de Eta, y con un Partido Socialista que ha introducido y se ha servido de todos esos elementos para llegar a una moción de censura con la que desalojar al PP de Moncloa bajo la excusa de la corrupción de la Gürtel mientras se tapan otras corrupciones mayores como la de los Ere o los Pujol. Para ello fueron necesarios los votos de los firmantes del pacto del Tinell: los republicanos de ERC, los herederos secesionistas de CIU, los proetarras de Bildu, los nacionalistas del PNV y los comunistas y populistas de Podemos. Ahí, en esas navidades de 2003, se sentaron las bases de la presente fragmentación política española y el impulso reformista de corte republicano y federal que pone en cuestión lo que Podemos llama "el régimen del 78" y, por tanto, la Constitución que sistemática incumplen los separatistas. 

Celebradas las elecciones generales del 28 de abril con victoria por mayoría no suficiente del PSOE, y celebradas las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 28 de mayo con victoria relativa socialista, España ha resuelto que el bipartidismo de izquierdas y derechas persiste si bien el voto ya no se aglutina únicamente bajo las siglas de PSOE y PP. 

Sumando porcentaje de voto, escaños nacionales, autonómicos y europeos, así como alcaldes, concejales y presidencias territoriales, el resultado da las mismas dos Españas de siempre. Con una salvedad: se ha puesto un freno en Madrid a esa corriente de dependencia y entreguismo buenista al rupturismo encubierto de los separatistas catalanes y los nacionalsecesionistas vascos. En consecuencia, España llega tarde al fenómeno de los populismos que prolifera en países como Francia, Italia o Reino Brexit, porque el Tsipras-Syriza griego que inspiró a Iglesias se ha diluido como un azucarillo igual que Podemos tanto en generales como en europeas, municipales y autonómicas. Y del mismo modo, el populismo tardío de Vox, irrumpe en su justa medida porque a los extremos de PSOE y PP siempre hay extrema izquierda y extrema derecha. La única vigilancia que hemos de practicar es el cumplimiento de la ley y la Constitución, porque es el Estado de Derecho el que garantiza las democracias, incluida la española, lo cual alcanza a Euskadi y Cataluña. Porque es más extremista apoyar un referéndum ilegal y un golpe de Estado que querer reformar las autonomías dentro de la Carga Magna como quiere Vox. Porque es más extremista no condenar los asesinatos de Eta, servirse de los votos de los proetarras o apoyar a Bildu en el plan de anexión foral al País Vasco que preservar el constitucionalismo democrático de Navarra Suma. 

Cuando el presidente en funciones, Pedro Sánchez, se atreve a pedir y decir nada menos que "es hora de que se levante el cordón sanitario al PSOE", ha habido un gran ataque de risa en el Congreso, el Senado, y las sedes nacionales de PP, Cs y Vox. Porque el partido que propició el cordón sanitario del Tinell contra el PP a nivel autonómico y nacional, el partido que solo ve corrupción en los rivales y no en los Ere ni en el 3% ciento catalán, el partido que salva a la extrema izquierda sobre la extrema derecha o el partido que distingue las dictaduras de derechas de las dictaduras de izquierdas, entiéndase Cuba o Venezuela, no puede salir con arpa y violines tras el 26-M a hacerse la víctima. 

Finalmente, siendo cierto que la cara es el espejo del alma, resulta revelador recordar las dos noches electorales recientes. El 28-A la alegría era del PSOE y el funeral del PP. Pero el 26-M y días posteriores, había sonrisas en el PP y caras de entierro en el PSOE. ¿Por qué? Porque Madrid y otras plazas importantes han frenado un gran engaño nacional.

Retirada real bis

La retirada de la vida pública del rey Juan Carlos I no ha sorprendido por su significado, sino por el momento elegido para anunciarlo: al día siguiente de las elecciones del 26-M, y coincidiendo con el quinto aniversario de la abdicación del monarca. Aunque las especulaciones se han desatado, no hay un problema grave de salud salvo la vejez del Rey emérito, lo que le impide movilidad suficiente para enfrentarse a actos institucionales de físico. Trazado Horizontal está en condiciones de afirmar que Juan Carlos I está considerando autorizar sus memorias. Serían unas memorias discretas, sobre todo basadas en la política exterior de España, que el propio monarca no escribiría, y sin entrar en la vida privada. Esas memorias serían fruto de las conversaciones con un escritor, periodista o articulista de relieve y peso, que debe recibir el visto bueno del monarca y de la Casa Real. Sin embargo, la retirada de la vida pública del emérito facilita que no haya grandes objeciones. Por tanto, habrá memorias reales de enfoque institucional tras la retirada bis del rey Juan Carlos I de España.


Cienciología de los pactos

Está en marcha la maquinaria postelectoral en forma de «Comités de Negociación de Pactos». Y aunque Pablo Iglesias persiste en hacerse imprescindible para el PSOE, lo cierto es que Sánchez quiere reducir su dependencia del populismo comunista y el separatismo a lo mínimo, incluso rectificando su propio CIS cocinado por Tezanos. Esos guiños como prestar senadores socialistas para que Podemos tenga grupo parlamentario propio en el Senado expresan que hay entendimiento por necesidad de investidura. El problema viene de los secesionistas con los que Sánchez e Iglesias simpatizan. Al PSOE le da urticaria porque su respaldo sería a cuenta de posibles indultos si hay sentencias condenatorias en el juicio al procés. La suspensión de los diputados presos, que alcanzará en el Parlamento Europeo a Puigdemont y Junqueras, da aire al sanchismo porque bastarán 174 votos en vez de 176. Aunque Sánchez y su entorno repiten con entusiasmo que no quieren repetir elecciones, resulta creíble que la legislatura no se agote, porque no va a resultar fácil gobernar en precario y dependencia.

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