Opinión

Democracia, dictadura y dictablanda

Diferencias en la concepción de la democracia constitucional. Estado de alarma y de derecho
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en la presentación del proyecto de los PGE. MONCLOA
photo_camera Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en la presentación del proyecto de los PGE. MONCLOA

SABÍAMOS QUE hay un gallego en la Luna, pero no sabíamos que también hay agua en vez de orujo. Nadie ha podido confirmar que una vez conocido el descubrimiento anunciado por la Nasa, el tándem SánchIglesias pretenda extender el estado de alarma al satélite de la Tierra. No descartemos su cierre perimetral y que esta especie de agencia de propaganda y comunicación que gobierna España favorezca el toque de queda en la décima octava autonomía lunera y cascabelera. La cogobernanza entre líderes galácticos requiere de decisiones siderales que permitan el lucimiento de los estadistas del nuevo tiempo pandémico en la Galaxia de la Republiqueta que Felipe González y Europa describen como "caos".

Sánchez e Iglesias, esa pareja de malvados cósmicos, pero poco cómicos, presentaban esta semana los Presupuestos Generales del Estado 2021 en su nueva faceta de dúo monologuista sin abrazo ni preguntas.

Desde el plató de Moncloa, en versión original televisiva del Aló Bicefalia tan plasma como pelma, Pedro y Pablo nos pintaron un hermoso futuro universal con cargo a Europa, sin receta fiable contra el terrible paro que asola el mundo conocido, esto es, estado de excepción constitucional en la dimensión de España. No solo se normaliza al chavismo bolivariano, a los herederos de Eta y a los golpistas sediciosos encarcelados que se pretende indultar, sino que se normaliza el Gobierno sin control parlamentario tan propio de dictablandas como de dictaduras. Y se hace con viejas pócimas contraindicadas para la recuperación de la crisis del covid como la subida de impuestos en una peligrosa espiral de autoritarismo político bajo coartada sanitaria.

La mayoría parlamentaria Frankenstein que bautizó con genial fortuna descriptiva el añorado Rubalcaba elude obligaciones democráticas y constitucionales imponiendo el predominio autocrático del mando Ejecutivo único sobre los poderes legislativo y judicial.

La autocracia es un régimen político que linda con el cesarismo y la tiranía en el mejor de los sueños. Leopoldo López, refugiado en España de la dictadura de Maduro, sabe bien cómo se gestó el estado bolivariano en cuyo espejo se mira el socio antimonárquico del moño con pendientes. En los regímenes autocráticos se concentra todo el poder en una sola persona o personas sin control ni limitaciones bajo posibilidad aritmética de modificar la legalidad vigente y promulgar leyes a su conveniencia. Si nos paramos a pensar fríamente lo que sucede en España con los estados de alarma de marzo, el 155 de Madrid y el actual de 4/6 meses, nadie puede negar que se parece bastante a la autocracia absolutista no prevista en nuestra Constitución. La democracia española en forma de monarquía parlamentaria se está viendo violentada bajo la excusa de la lucha contra el coronavirus porque el Gobierno se ha negado a legislar. Esa negativa al plan B de reformas legales permite este regate constitucional en clamorosa falta y bajo dejación de funciones por tratarse de una pandemia internacional que le corresponde gestionar al Gobierno central.

España se ha metido en una larga noche de cristales rotos y cultura política Halloween que va más de truco que de trato. Asistimos a una gran farsa democrática en la que la separación de poderes agoniza en manos de una divinidad que se atribuye beneficios de perversión totalitaria. Reitero: como hizo el separatismo catalán ilegal condenado por el Supremo, el actual Ejecutivo español considera que la suma de una mayoría salida de las urnas tiene más legitimidad que el propio parlamento que legisla también elegido democráticamente y los jueces que imparten justicia. Es decir, se trata de modificar el Estado de Derecho a imagen y semejanza de la bicefalia gubernamental que por instinto ideológico persigue un cambio de sistema sin atenerse a la ley de leyes constitucional. La cuestión es: hacer esto incluso yendo al Congreso cada dos meses y no cada quince días enciende todas las luces rojas de la democracia y presagia intereses ocultos que poco tienen que ver con el noble objetivo de vencer al coronavirus.

El ente SanchIglesias está transitando un camino peligroso que puede abocar a la insurrección social, política y europea poco recomendable en tiempos de pandemia. Ese spot presupuestario repleto de tópicos y falto de números objetivos reflejó a la perfección la burbuja gubernamental que nos aísla de la realidad. Como un número de natación sincronizada, Pedro y Pablo se movieron como sirenas en un armonioso recital acuático de propaganda redondista con la que lograr la cuadratura del círculo. Eso es, conseguir que la nada parezca algo y hacer pasar como progresismo democrático lo que muchos describen como dictablanda o dictadura bajo ropaje constitucional.

Estos espasmos de derrape democrático que muestra el unicornio PedroPablo es como para desconfiar de quien gobierna desde el engaño y la mentira sin más conciencia moral ni ética que su propio yo. España puede ser confinada por razones sanitarias pero nunca por razones políticas. Ya digo, los españoles no se van a dejar por mucha publicidad engañosa que difunda la factoría Moncloa, sociedad ilimitada.

Las aguadillas del poder
EL PREDICAMENTO progre hace aguadillas en dos asuntos relevantes de doble rasero. Sánchez invitó el verano de 2019 a sus amigos de la infancia con sus respectivas familias a pasar las vacaciones en el Parque de Doñana. Eso no tendría nada de malo si se hubieran pagado los gastos de su bolsillo, pero fue con cargo al erario público, según ABC. Es decir, que los españoles le hemos pagado esa estancia en el Palacio de las Marismillas a los amigos del presidente, que además son contratados a dedo en lo público. Eso es motivo suficiente para al menos dar explicaciones parlamentarias y cifrar costes en ese portal de transparencia que en estado de alarma siempre desaparece. La entrega de los premios de El Español también ha hecho aguadillas porque hubo más de 150 personas en una cena cuando están prohibidas con más de seis asistentes. Teniendo en cuenta que no eran convivientes porque les había invitado Pedro J. contravinieron la normativa que imponen a los ciudadanos varios ministros, entre ellos Illa maravilla, sin llevar mascarilla. También había políticos del PP y Cs, de los que algunos incumplieron las normas covid. Marismillas al margen, aguadillas del poder.

Píldoras de incoherencia
NAVARRA, ARAGÓN y La Rioja, gobernadas por el PSOE, superaron el tope de casos covid que sirvió para cerrar Madrid. Sin embargo, Sánchez no les impuso el mismo cierre que a la comunidad madrileña gobernada por el PP y Cs, y lo diluyó en seis meses de alarma. La Fiscalía ha renunciado a recurrir la absolución del jefe de los Mossos, Trapero, pese a que pidió para él 10 años de cárcel. Podemos considera que llamar a Iglesias «marqués de Galapagar» es delito de odio. De los insultos podemitas a la oposición, incluida la cal del PSOE, silencio. El Supremo ha confirmado la condena de seis meses de suspensión de empleo y sueldo a Monedero por cobrar de Maduro y la Complutense a la vez. Con razón se puede ir a comer al italiano del Barrio de Salamanca más caro de Madrid mientras predica la lucha de clases. Sánchez se hizo la foto con Leopoldo López en la sede del PSOE y no en Moncloa. No quiere un conflicto diplomático con Venezuela, dictadura que persigue a López como preso político. Y regla de tres: la Fiscalía no quiere investigar el Delcygate por ser un "acto diplomático".