Opinión

Air Moncloa, vuelo LXIV

Viaje con destino incierto, procedente del pacto a toda costa y con riesgo de aterrizaje forzoso
El presidente catalán, Quim Torra, recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE
photo_camera Torra y Sánchez. EFE

EL VUELO DE AIR CANADÁ PUSO suspense a la jornada de la solemne apertura de la XIV Legislatura. El aterrizaje feliz del AC837 llevó alivio a Moncloa y al Ministerio de Transportes, porque el día amenazaba con un accidentado y nada deseado final.

Antes del arriesgado aterriza como puedas del Boing 767, un dron había llevado el caos al aeropuerto de Madrid ocasionando el cierre del espacio aéreo, retrasos, confusión y descrédito. Tras estos episodios que se sumaban al paseando a Miss Delcy por Barajas, el ministro Ábalos era tratado por tertulianos y articulistas como el Leslie Nielsen de esta Legislatura. Los chistes se sucedían en las redes pese al dramatismo del aterriza si es que puedes. Y por ahí circularon toda suerte de rumores sobre las grabaciones de Barajas y las llamadas a Moncloa.

Si establecemos que el viaje de Legislatura de Air Moncloa LXIV despegó con el discurso del Rey diciendo que "España no puede ser de unos contra otros" y pidiendo a la oposición que esmere el control del Gobierno de coalición, no se puede negar que a los españoles les espera un vuelo de sobresalto. Para empezar causa turbulencias la reunión de Sánchez con Torra pese a que los letrados del Parlament saben que sin la condición de diputado autonómico no puede ser president de la Generalitat según el Estatut. Todo un presidente del Gobierno se ha reunido con un fantasmagórico personaje sobre el que pesa la inhabilitación de la JEC y el Supremo y una denuncia por usurpación de funciones.

Si a eso añadimos inconvenientes del vuelo como el nombramiento de la Fiscal de los Dolores, el regalo excarcelario de los Jordis en día de visita a Barcelona o la mal llamada desjudicialización del procés ("la Ley no basta") en claro desprecio a la separación de poderes, todo parece indicar que también puede haber aterrizaje de emergencia en El Prat, cuya cesión de la gestión aeroportuaria ha impulsado el comandante Sánchez por razones de ruta. De todos es sabido que Sánchez no tiene miedo a volar, ya sea en Falcon o de forma acrobática. Su vuelo presidencial ha puesto el control del avión en manos de pilotos con pasado kamikaze que no dudarán en estrellar el aparato si no hay cesiones en la mesa de negociación tales como otro referéndum sobre el derecho de autodeterminación. El check-in del vuelo ha sido accidentado desde el principio, empezando por una pista de despegue en llamas incendiada por el desacato separatista a la sentencia condenatoria del procés ilegal.

El vuelo de Air Moncloa LXIV puede ser nacional o internacional, pero no encontrará permiso de aterrizaje en la inexistente pista de la República Independiente de Cataluña. Al contrario que el vuelo de Miss Delcy, que sí recibió autorización de despegue para aterrizar como quiso en Barajas, la compañía Air Moncloa se debe a sus accionistas y clientes, que son todos los españoles. Como dijo el comandante en jefe al delimitar el espacio aéreo, es necesaria "una España de todos y para todos", lo que en lenguaje aeronáutico vendría a ser un vuelo seguro low cost. Las cesiones tienen su límite en la seguridad y legalidad del vuelo, que no pueden ser ajenas al legislativo y al judicial una vez retirada la rampa de embarque y cerradas las puertas del avión por conveniencia del ejecutivo.

Para evitar sorpresas, aquí no hay escalas ni piloto automático que valgan sin someterse a las órdenes de la torre de control. De modo que se hace necesario evitar el secuestro del aparato poniendo prevención a la presencia de polizones sospechosos en el vuelo de Air Moncloa LXIV. La obligación de nuestra democracia constitucional en forma de monarquía parlamentaria es garantizar el bienestar del pasaje sin tener que recurrir al aterriza como puedas del este Airbus llamado España.

Air Moncloa debe trazar bien la ruta de su vuelo de Legislatura, que no puede ser sideral ni espacial ni lunático ni errático. El vuelo AM-LXIV ha de ser tranquilo, sin riesgo de aterrizaje forzoso y lo menos accidentado posible. Porque la tripulación del vuelo es demasiado numerosa y atiende múltiples órdenes dispares. El comandante copiloto vicePablo tiene su propia hoja de ruta pues estamos viendo que este es un vuelo con mucha tripulación femenina pero mandado como siempre por hombres con demasiado ego.

Hay azafatas y azafatos que en caso de un aterriza como puedas deberían recomendar que España se encomiende al constitucionalismo más seguro. El paro, el campo, la deuda, la rebaja del crecimiento, la prevista subida de impuestos, la contrarreforma de la reforma laboral, el efecto del SMI en el empleo o la destrucción de empresas pueden desviar el destino de este vuelo que por momentos parece improvisado y arriesgado. Y es que los españoles viajamos en un avión de la compañía Air Moncloa muy presidencialista que debe evitar riesgo de accidente. Si el piloto comandante Sánchez sigue dando bandazos sin estabilizar la nave puede verse forzado al ya iniciado aterriza como puedas que nadie quiere.

Cine de su cuerda y de la otra
A JOSÉ LUIS CUERDA DEBEMOS RECONOCERLE el don del cine. Creó un universo propio que alguien bautizó como amanecismo, igual que existió el landismo, el garcismo o el berlanguismo. Amanece que no es poco es un golpe de genialidad en la cinematografía española aunque el viceIglesias haga proselitismo diciendo que la película "hizo más por la unidad de España que la derecha". Sobre Cuerda pesó, como manchego, la supremacía del otro manchego ilustre que optó por sueños más globales. Y hemos de decir que el cine inteligente de José Luis Cuerda no tiene nada que envidiar al de Pedro Almodóvar, quien marcó diferencias con su paisano mediante un marketing potente de proyección internacional muy superior. José Luis siempre priorizó el cine de su cuerda, abiertamente de izquierdas, lo cual es legítimo y coherente. Formó parte de la llamada ceja subvencionada, que no resta méritos a su talento. Y promovió el llamado ‘cordón sanitario’ que le proporcionó duros reproches democráticos de la otra cuerda, igual que cuando Almodóvar se inventó aquel golpe de Estado. Pero Cuerda deja en su acto final un legado de talento que debe ser valorado como arte. Sin politizar, como debe ser.

 

Cotilleos de actualidad
CABREO DE LOS SÚPER PORQUE EL GOBIERNO trata de endosarles la culpa de los precios que movilizan al campo. Alarma en Moncloa porque EE.UU. pregunta por la recepción española a Miss Delcy, y miedo a posibles filtraciones de vídeos y llamadas. Enojo en la prensa por el plasma de Sánchez y los esfuerzos monclovitas por evitar que conteste a preguntas sin el control de comunicación. Negociación de Albert Rivera para fichar por la misma agencia de políticos que lleva a González y Rajoy mientras ultima su libro Un ciudadano libre. Revuelo por la obra de GarcíaMargallo Memorias heterodoxas en la que prolonga su pelea con Soraya. Expectación ante la presentación de la novela Ellas de Esteban González-Pons, también eurodiputado del PP. Malestar en televisiones y radios porque el veto intervencionista del ministro Garzón a la publicidad del juego on line les puede costar 150 millones —de euros—. Preocupación en el Mobile porque el coronavirus resta presencias. Temor en el entorno de Delgado a que la factoría Villarejo tenga más cintas que le frustren el nombramiento como Fiscal del Estado. Y enfado en la Casa Real porque persiste la falta de defensa gubernamental ante los insultos separatistas.

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