El día de Andalucía se ha trasladado este año de gracia de 2022 al 19 de junio. Los frescores del 28 de febrero se transforman en una decisiva y calurosa cita electoral que a más de uno (o una) le va a causar sofoco. El golpe de calor, según todos los sondeos, se lo llevarán Sánchez y Espadas, el candidato que se sacó de la baraja el jefe de los "monaguillos" socialistas si seguimos la jerarquía semántica descrita por el barón manchego García Page. En plena jornada electoral no parece quedarle a la izquierda ningún as en la manga, salvo la abstención del electorado de derechas y un domingo en la playa para enfriar el calentón.
El cambio climático no va a ayudar esta vez a hilar el discurso progre, que necesitará de muchos gazpachos Al-Ándalus para digerir la derrota. Esta vez los eslóganes de Franco, el fascismo, la extrema derecha, la navajita plateá, la corrupción y la explotación de los ricos duermen en el olvido de una cuneta y en el realismo de los dos debates electorales.
Tras cuatro décadas de feudo socialista con ayuda de IU en Andalucía y final en los tribunales, no parece haber dado resultado para pedir explicaciones sobre corrupción a los demás con semejante pasado de los Ere, los cursos de formación y otras deslealtades a ciudadanos parados y empleados. El momento elegido por una jueza de Andorra para investigar a Rajoy por hacer frente a las tropelías del pujolismo por lo mismo tropieza con una presunta trama corrupta del PSOE valenciano que operó en Extremadura y Andalucía. Es "el baño de realidad" acuñado por el off the record de Ferraz que se vuelve contra el sanchismo, arrinconado por sus socios del insomnio, la pifia en política exterior por Marruecos, Argelia y la Otan, la memoria reciente del Aló covid y la crisis económica agravada por el empeño errático de una gestión intervencionista y parvularia. Último ejemplo: la subida de la luz tras el fiasco del tope del gas.
Andalucía vota hoy por su Giralda, su Alhambra y su mezquita, por la Pepa de las cortes gaditanas, las carabelas onubenses de Palos de la Frontera y los olivareros de Jaén. Andalucía vota por el acento andaluz, la belleza de sus gentes, Camarón y el paso del Estrecho. Andalucía vota por la feria de abril, el Rocío y Marta del Castillo. Andalucía vota por el súper Betis, el Sevilla y el Guadalquivir. Pero Andalucía también vota en clave nacional, por la obra de Sánchez estos cuatro años de saeta y chirigota, con la polarización carnavalesca de manzanilla subvencionada y clientelismo ideológico, por un futuro de todos ante un pasado manchado de burdeles, coca y la criminalización de la jueza Alaya. En la "derechona" están preocupados por el triunfalismo de los sondeos y el efecto negativo que eso pueda ejercer este 19-J. Disfrutan porque el argumentario sanchista "ha hecho aguas con las corruptelas del PP: ellos que tienen 600 imputados, 5.000 millones bajo lupa judicial y la mayor condena por corrupción de la democracia por el caso de los Ere". Si no fuera tan serio y grave, hay cosas que se prestan a chiste de Chiquito de la Calzada, a monólogo de Dani Rovira o a reality de Juan y Medio. La Expo de Sevilla y el primer Ave en España; el felipismo, el guerrismo, el calefilto del "enmano" y la demagogia del señorito andaluz. La frustración del pionero Javier Arenas, que no pudo ser presidente de la Junta con más votos que Juanma Moreno.
La losa de presidentes condenados como Chaves y Griñán, el pijerío de Sotogrande, la autenticidad del barrio de Triana o los atardeceres de Chipiona con la voz de Rocío Jurado sonando en el transistor de una terraza. ¡Ay, aquella Marbella de Gil y su lugarteniente Julián Muñoz! ¡Ay de la Pantoja, Paquirri, los malagueños Picasso y Victoria Kent o el cordobés Séneca! ¡Ay de Fuente Vaqueros en "Graná", rima de Federico para la historia lorquiana del alma!: "¡Que no quiero verla!, Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena. ¡Que no quiero verla!, Que mi recuerdo se quema. ¡Avisad a los jazmines con su blancura pequeña! ¡Que no quiero verla!". Y ese arte de Curro Romero, que se arrimó más a las mujeres que al toro. Y esas procesiones de Semana Santa con la Macarena, la Esperanza trianera, el Cristo de los gitanos o el Señor del Gran Poder. ¡Ay, que sí quiero verla, que quiero ver esa racioncita de gambas blancas jaleada por tortitas de camarones y una saeta de Huelva!
El día de Andalucía, 19-J, jornada electoral de la autonomía más poblada de España que despertó en la madrugá de la democracia para atrapar el futuro. Con estatuto y nacionalidad histórica, con variedad y pluralidad, con riqueza cultural y una gracia natural para gustar. Andalucía de identidad multirracial, formada por íberos, fenicios, romanos o sefardíes, geografía del descubrimiento, especie protegida de pujante economía frente al "España nos roba" que sopla del norte. La Andalucía de Doñana, del Palacio de San Telmo y los tablaos flamencos. Andalucía con arte, de Despeñaperros "pa" abajo, del cabo de Gata, Úbeda y Baeza, de las películas del Oeste en Almería y el ‘Verano azul’ de Chanquete en Nerja. 19-J, un día en la historia de Andalucía, la nueva.
Profundo pánico bursátil
La subida de tipos, la invasión bélica de Ucrania, las políticas económicas de cada país, unas mejores y otras peores, han sumido a Occidente en un profundo pesimismo. El pánico a otra recesión interminable se instala en los inversores, lo que llevó al bono español a rozar el 3 por ciento y a un incremento de más de 20 puntos en la prima de riesgo, esa vieja conocida que nos tiene en vilo. La versión oficial vendió como un triunfo histórico la primera subasta del tope de gas que puso el recibo de la luz a la baja tras récords de recaudación fiscal gubernamental y atraco al consumidor. La inflación se ha comido los 20 céntimos de limosna de los carburantes mientras se trata de poner el foco en el rescate bancario marianista debido al agujero del zapaterismo, que es el pasado y no el negligente presente.
La economía está reñida con la propaganda y el márketing, porque los números cantan y el bolsillo sangra. Y ese pánico bursátil es el resultado en cada territorio del estropicio de políticas económicas alegres.
Del Rey a la república de Oltra
PSOE, PP y VOX han tumbado la tramitación parlamentaria para limitar la inviolabilidad del Rey, que era una iniciativa del PNV, socio del sanchismo. Conviene no olvidar que no se trata de la inviolabilidad del emérito, sino de la inviolabilidad de la Jefatura del Estado, por cuanto en realidad era otra nueva maniobra contra la Corona de amplia finalidad. Los letrados del Congreso elaboraron un informe contrario a esta propuesta por chocar contra la Constitución. Los servicios jurídicos de la Cámara Baja establecieron que "invade la reserva constitucional sobre el Título II relativo a la Corona, al pretender un desarrollo normativo contrario al régimen jurídico imposible mediante una Proposición de Ley".
Pero los que alzan la voz con el emérito callan con la imputación de Oltra por encubrir el caso de su marido condenado por abusos a una menor tutelada. Sin embargo, la presunción de inocencia vale para los dos, y también para Camps y Barberá.
El doble rasero delata a los oportunistas políticos.
