Yolanda Díaz iniciará el curso político el 1 de septiembre en O Courel, donde se celebrará el segundo acto de su proceso de escucha a la sociedad. Esta cita servirá para poner el acento en las causas y consecuencias de los virulentos incendios de este verano, que tienen en el abandono rural uno de sus factores de riesgo. La ministra de Trabajo no oculta su predilección por este municipio y su predilección por el poeta Uxío Novoneyra, al que citó recientemente en Twitter con la conocida estrofa: "Courel dos tesos cumes que ollan de lonxe! Eiquí síntese ben o pouco que é un home".
Quiero entender que la utilización del excelso vate va más allá del postureo y del marketing, pero este verso debería hacer reflexionar a Yolanda sobre la controversia entre la política sólida, basada en las estructuras de partidos afianzados, y la líquida, que como las mareas o esos partidos de nuevo cuño suben ocasionalmente para diluirse sin remedio. Cuando un proyecto no está bien anclado hay menos recursos para evitar la caída.
Las bases del Sumar de Yolanda Díaz no van más allá de IU, Podemos y, en el caso gallego, de los alcaldes más representativos de las ‘mareas’, como los de A Coruña, Ferrol y Compostela. Los ‘tres tenores’ cedieron su poder a los socialistas en 2019, y ahora intentan recuperar terreno. Aunque le prestará su apoyo, llama la atención la escaso control de Díaz en EU, después de que Eva Solla ganase con holgura el congreso celebrado hace un año frente a la lista que lideraba el exalcalde de Ferrol, Jorge Suárez, y cerraba el padre de la vicepresidenta del Gobierno.
La plataforma a la izquierda del PSOE que impulsa Yolanda Díaz, planteado a largo plazo para abordar las generales, se enfrenta a la tozuda realidad. La crisis se acentuará a partir de septiembre y cada día será un calvario para el Gobierno, al que no será ajeno la propia Díaz. ¿Acaso diferencia la gente la actuación del presidente y de los ministros socialistas respecto a la de sus aliados? Con la inflación disparada, esa autovía a la devaluación salarial y la pobreza, es difícil que cale el discurso gubernamental del escudo social. Si la gasolina sigue por las nubes, a Feijóo le bastará con aplicar la socorrida receta del ‘marianismo’: —sentarse y esperar— para ganar las elecciones.
