Opinión

¿Y Lugo qué?

EL TITULAR me impactó. «Lugo tiene un tren de 1875, que empezó a mejorarse hace 16 años». Una cruda realidad que induce al lamento y se eleva por encima del informe del Eixo Atlántico que demanda una inversión de 650 millones para ir de Lugo a Madrid en tren en tres horas y media. El transporte ferroviario digno ya era una reivindicación habitual en los periódicos de principios del siglo pasado, pero solo es una de las múltiples discriminaciones que sufre la provincia, la única de Galicia desconectada de la alta velocidad y la única de España sin conexión entre la capital y la costa por tren. Aunque aquí hay mucho pájaro, quedamos fuera del Ave de Galicia y del Ave del Cantábrico. La situación no es menos dramática en las carreteras. La ‘T’ de la Costa se ideó en 1978 como vía de comunicación con Alúmina, pero la autovía San Cibrao-Barreiros sigue en el limbo, por no hablar del indecente estado de la N-642 o la N-634. Esta última, que sirve de paso alternativo a las eternas nieblas que cubren la A-8 en O Fiouco, acumuló varios años el mayor número de tramos con puntos negros en vías estatales. Lugo es también la única provincia española sin Autoridad Portuaria, pese al acuerdo unánime del Congreso. La pregunta es inevitable: ¿Estamos puteados? Aquí los incumplimientos se asumen con una apatía atávica, como si solo interesasen la fiesta y el deporte. La madre de todas las movilizaciones en Lugo se hizo para salvar al Breogán.

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