Opinión

En busca de una carambola

Los lucenses tienen tres elecciones el 26-M: las europeas, las municipales y, de forma indirecta, las de la presidencia de la Diputación, que en los dos anteriores comicios dependió del único diputado de A Fonsagrada. El PP negoció el regreso del alcalde chantadés, Manuel Varela, para tratar de doblar en sufragios a los socialistas por el partido judicial de Chantada, pero no todos los 2.197 votantes que apoyaron a Varela al frente de Inta le seguirán tras su cambio de pareja, seducido por un escaño senatorial en la capital del chotis tras esgrimir su condición de independiente por su amor en exclusiva a la villa de la muiñeira, ajeno a partidismos. El PP cosechó 6.403 votos en 2015 en esta circunscripción, frente a los 4.642 del PSOE. Con los apoyos de Varela quedaría a menos de cien del segundo diputado. En este contexto, los resultados de Monterroso se antojan decisivos tras la estampida de Inta. 

En la circunscripción de A Fonsagrada, el PP debe remontar una desventaja de más de mil votos — 1.832 frente a los 2.903 del PSOE en 2015—. Para ello debe darle la vuelta a los resultados en el municipio fonsagradino, que sustentó esta diferencia. 

Cs aspira a sacar más 6.500 sufragios en Lugo capital, con tres escaños. Si suma 2.000 entre Sarria, O Corgo, Outeiro de Rei y Láncara alcanzaría los 8.500 necesarios para tener un diputado por el partido judicial, a costa de PP o PSOE, y podría ser llave en San Marcos. Si Núñez Feijóo acudió a Chantada y A Fonsagrada a empujar al PP hacia la Diputación, los alcaldables de Cs se conjuran hoy para llegar al Pazo de San Marcos. Todos buscan una carambola.

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