Opinión

Líneas imaginarias

Después de un nuevo domingo de resurrección se han cebado con los padres irresponsables. También podría hacerlo yo, que no tengo hijos. Pero sería un poco injusto. Y desagradable

CÓMO UN país civilizado puede estar más preocupado por una señora en tanga que pasea con un tazón de cereales que por las medidas adoptadas para la desescalada? Que las audiencias se disparen alrededor de un señor engominado que, supuestamente, mantiene una gran y variada actividad sexual solo puede ser consecuencia del aburrimiento infinito y de la ausencia del fútbol. ¿Y si el señor engominado es entrevistado en directo a las 19.58 horas? ¿Se vaciarán los balcones? ¿Escucharemos de nuevo el silencio?

No. Ya no hay silencio. Ni a las ocho de la tarde ni a las ocho de la mañana. Triste e imprudentemente me cruzo en el camino al trabajo con señores —con o sin gomina— que pasean con el periódico con fecha anterior al 14 de marzo debajo del brazo, con señoras que —cada día, todos los días— conversan en la puerta de la tienda con la misma bolsa vacía, con operarios sin guantes ni mascarillas entrando en las obras, con niños que corren delante de padres que comentan con otros padres si la señora llevaba bikini o era un falso directo, con grupos de trapicheadores repartiendo dosis como en los años ochenta.

Un día serán las ocho de la tarde y se olvidarán de cumplir con la rutina dictatorial del aplauso y grito desaforado. Se oirán gritos infantiles y pasos por las calles, voces y conversaciones, argumentado a favor y en contra de una exconcursante de Gran Hermano. Y no será un alivio. Circula por las redes un vídeo de Arsenio en el que dice que la fiesta nos la pueden quitar de los "fuciños". ¿Profético?

Y se culpa a padres. Después de un nuevo domingo de resurrección se han cebado con los padres irresponsables. También podría hacerlo yo, que no tengo hijos. Pero sería un poco injusto. Y desagradable.

Claro que esos padres están viendo un programa en el que se habla de un señor engominado al que parece que le da igual el confinamiento (y encima cambiando de pareja), pero también ven a señores sin gomina que prometen desescaladas, que reclaman para sí el derecho de dirigir la reconquista en su territorio, a otros que le responden que el territorio es más grande y es de todos. Señores que quieren abrir hoteles y berrean porque no les dejan abrirlos. Comunicados de prensa, comparecencias que no se corresponden con la realidad plasmada en el BOE al día siguiente, o que ni siquiera se intentan plasmar. Sujetos con pelo encanecido no dejamos de ver a la ministra mejor peinada y nos preguntamos qué peluquería sigue abierta. Promesas de deportes que nunca se han practicado —miles de personas midiendo el pie para comprar por primera vez unas deportivas—.

Individuo o sociedad. El debate aburrido de la culpabilidad. Mientras que buscamos como sociedad la culpabilidad individual del señor con gomina, o de la señora en tanga, o de la exconcursante de Gran Hermano, nos olvidamos de nosotros y de vosotros, de los anuncios sin contenido, de las falsas promesas, de las decisiones unilaterales. Echo de menos el fútbol: la culpa era del árbitro (y aunque no lo fuese, lo echo muchísimo de menos).

A veces me cuesta entender la diferencia que existe entre un señor de Castropol y una señora de Ribadeo (más allá de que parece que no comparten género). Estos días me cuesta un poquito más pensar que tengamos medidas distintas separadas por un río o por una mera línea imaginaria. ¿Volveremos a las garitas en fronteras? ¿Se apostará una pareja de Policía Autonómica en el puente de los Santos impidiendo al de Castropol que vaya a cenar enmascarado a Ribadeo porque todavía no abrieron los restaurantes enmascarados en Castropol, no vaya a ser que contamine a la señora enmascarada de Ribadeo? (¡Uy, que también existen diferencias entre un señor de Palas y una señora de Melide!).

El decreto 463/2020 por el que se decretó el estado de alarma afecta a todo el territorio nacional —Castropol y Ribadeo, incluidos—. En su disposición adicional tercera, conforme a la cual se suspenden términos y se interrumpen plazos, se hace constar expresamente que "el cómputo de los plazos se reanudará en el momento en que pierda vigencia el presente real decreto o, en su caso, las prórrogas del mismo"; sin embargo, y pese a que sobre tal cuestión no tendría que surgir duda alguna, nos encontramos con que desde alguna administración autonómica parecen olvidarse y lo reclaman para sí, informando al particular que recibe una notificación que el plazo se reanudará cuando pierda vigencia la suspensión de plazos establecida en el punto nº 7 del acuerdo del Centro de Coordinación Cooperativa, publicado por resolución del 15 de marzo de 2020, de la Secretaría Xeral Técnica da Consellería de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, o en su caso, las prórrogas de este.

¡Que las imprentas se coordinen!

Comentarios