Opinión

Varias partidas en el escenario

HAY VARIAS PARTIDAS, o intentos de partidas, sobre el tablero político e institucional español con Cataluña y la jornada de este domingo como argumento o como pretexto. Probablemente, más allá de los sentimientos, no sea el problema más grave una declaración unilateral de independencia, que no cabe descartar, aunque nadie pueda dar por válido para surtir efectos los recuentos de votos de este domingo. Pero, si alguna vez hay que creer al Gobierno de Mariano Rajoy, ese suceso de proclamación de la indepdencia tendría menos recorrido que la jornada de este domingo y todas las que le precedieron. Sería indudablemente una decisión de fuerza a la que el Estado tendría que dar respuesta. Pero cuando se centra el foco en una moción de censura por parte del PSOE a Mariano Rajoy, con las cuestiones de orden público de ayer en Cataluña como argumento justificativo, ese relato ya estaba construido de antemano. Relato es un término que sirve ahora para casi todo. Se está apuntando con la presión a Pedro Sánchez a algo más lejos que a un cambio de gobierno. ¿Alguien creyó que la jornada del domingo iba a transcurrir en mejores condiciones de orden público de las que hubo? ¿Se pedía o se pide que la Policía Nacional y la Guardia Civil permanciesen de brazos caídos ante las órdenes judiciales? Hay otro problema político de doble vertiente: 1) para quienes desde el independentismo llevaron a la sociedad catalana hasta la jornada del domingo, que evidenció esa fractura de la que se habló reiteradamente. Y 2) Para quienes desde las instituciones estatales y la política nacional no supieron o no quisieron afrontar a tiempo y en forma el problema que crecía y crecía en Cataluña. ¿Cómo y quién construye puentes entre Gobierno y Generalitat, entre independentistas y políticos estatales? ¿Cómo se deshacen los muros que se han levantado dentro de Cataluña? La jornada de este domingo fue triste: se llegó a ella por fallos múltiples.

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