Opinión

Urbanismo e interés general (II)

LA POLÍTICA pública, la urbanística especialmente, no puede reducirse a la simple articulación de procedimientos, con ser este uno de sus aspectos más fundamentales. La política pública, más bien, debe partir de la afirmación radical de la preeminencia de la persona y de sus derechos, a la que los poderes públicos, despejada toda tentación de despotismo o de autoritarismo, deben subordinarse. Por eso hay que evitar que, en la delimitación del derecho de propiedad de acuerdo con su función social, penetren versiones más o menos autoritarias que conviertan dicho derecho en una quimera, en pura ilusión. Algo que suele ocurrir desde aproximaciones autoritarias al plan urbanístico, o desde perspectivas desde las que se aprovechan las determinaciones del plan de forma unilateral, simple y llanamente, para obtener beneficios no precisamente de acuerdo con los intereses generales. Obviar la dimensión ambiental en el desarrollo urbano no es solo privar al ciudadano de una dimensión directamente relacionada con la calidad de vida; es sencillamente practicar un urbanismo cerrado y unilateral.

La validez de las soluciones que se encuentren para elaborar políticas urbanísticas racionales e integradoras vendrán de la mano de la experiencia y del conocimiento del funcionamiento de iniciativas semejantes en otras partes del mundo. No basta comprobar que las soluciones aplicadas están en consonancia teórica con los grandes principios que defendemos. Es necesaria la prueba última de la contrastación empírica, la comprobación de que lo resuelto, lo ejecutado, produce los efectos deseados, o al menos efectos aceptables en la mejora de la situación que se deseaba resolver. En este sentido, pues, hemos de aprender de las soluciones que dan otros países, otros ordenamientos, para hacer compatible y complementario desde perspectivas de equilibrio el derecho de propiedad y el interés general, en el que su dimensión plural anima perspectivas de la ordenación del territorio en las que el urbanismo y el medio ambiente se ordenen al desarrollo sustentable de las ciudades.

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