ES UNA obviedad de Perogrullo, obviedad al fin. Si un de familia destina todos sus recursos a liquidar el adeudo y desatiende por ello el sustento y demás necesidades vitales de sus hijos, incurre en una actitud que sería reprobada. El símil puede aplicarse a la decisión del Concello de Lugo, volcando su superávit en liquidar todo su débito. Podría ser plausible si estuviesen debidamente atendidas y resueltas las penurias y escaseces palpables que demandan los ciudadanos, se supone que no remediadas por falta de medios, además de la endeble voluntad de servicio que caracteriza al equipo de gobierno municipal. Lo matiza muy bien la portavoz de Ciudadanos al precisar que más que una buena gestión «é unha supervivencia de parálisis e de que non se fai nada». En otro tiempo solía elogiarse a los ayuntamientos endeudados, lo cual conformaba, con las excepciones que siempre hay, a que se invertía en bien de la comunidad. Y se hacían cosas, lo que no ocurre ahora con las arcas saneadas. Sería grave endeudarse para nada útil, pero no siendo el caso, mejor hipotecarse que presumir de una gestión saneada que no resuelve los problemas acumulados.
