Opinión

¿Quiere vivir en el rural?

La alcaldesa de O Courel pide más atención para municipios como el que gobierna


ME HA sorprendido la reacción de la alcaldesa de O Courel, Lola Castro Ochoa, hacia el Servizo Galego de Saúde (Sergas), al que desmiente y a la vez critica. Dice esta regidora del Partido Popular que no es cierto que en este municipio de montaña hayan tenido siempre un servicio sanitario de calidad. Añade que lo ocurrido este pasado verano con carencias de médicos y enfermeros demuestra que queda por recorrer un largo camino para que en realidad las personas que aún viven en una zona de la provincia medio olvidada de la mano de Dios dispongan de servicios similares a, por ejemplo, los vecinos del cercano ayuntamiento de Quiroga,

Mi sorpresa viene dada por la decisión de una popular de lanzarse contra los suyos, pues el partido al que representa en O Courel es el que lleva la dirección de la sanidad pública gallega. Lola Castro no ha aguantado más. Dice que se ha llegado a ese momento en el que una gota colma el vaso, que ella y su equipo de gobierno están al lado de los vecinos que protestan y que no está dispuesta a asumir que no son personas, solo unos números y, por qué no decirlo, muy pocos.

Y que para decidirse a vivir todo el año, no solo los fines de semana y periodos vacacionales, en O Courel tiene que haber una motivación que no alcanzo a comprender. Me imagino pasar allí los largos meses de otoño, invierno y alguno de primavera con la existencia de unos servicios mínimos a la ciudadanía y se me quitan las ganas de convertirme en un vecino más.


Lola Castro exige planes de contingencia y desarrollo como los anunciados a viva voz por los sucesivos gobiernos de Galicia


Será por eso que pierde población año tras año hasta situarse, según los últimos datos estadísticos, en poco más de mil habitantes, donde la tasa de natalidad es simbólica, pues están censados 35 niños de hasta 15 años de edad. Utilizando el llamado índice de envejecimiento (la referencia es 100 por cada menor de 19 años), en el territorio courelán alcanza 921, que es lo mismo que la existencia de nueve mayores de 65 años por cada joven de hasta 19.

Y es que es uno de los ayuntamientos más castigados tanto por el envejecimiento poblacional como por la emigración. En 21 años ha perdido 644 residentes, pasando de los 1.704 vecinos que tenía en 1996 a los 1.060 actuales. No soy un experto en demografía, ni en economía, ni en sociología. Tampoco soy un augur, pero solo echando un ojo a estos y otros datos estadísticos se ve que el declive de O Courel es patente.

Lola Castro también lo percibe con claridad, sobre todo cuando habla de la necesidad de mantener servicios básicos para la ciudadanía o cuando dice que es necesario apostar por el medio rural. Exige planes de contingencia y desarrollo como los anunciados a viva voz por los sucesivos gobiernos de Galicia. Digo a viva voz porque en proyectos no se llegaron a plasmar acciones concretas. No se puede decir que todo sigue igual. Todo va a peor.

El medio rural agoniza. Volviendo a echar mano de los datos, podemos comprobar que hay otros municipios en los que las cosas no van mejor. Pantón también destaca por su índice de envejecimiento, que es del 719, con casi la mitad de sus vecinos por encima de los 65 años y con únicamente 140 menores de 16 años. Además, perdió un millar de residentes en 20 años.

El trío de los ayuntamientos más castigados por el envejecimiento lo completa A Pobra do Brollón. Su índice es 661 y en dos décadas ha perdido nada más y nada menos que 1.100 vecinos. Sería deseable que alguien se pusiese manos a la obra para parar la sangría demográfica. Se puede lograr con planes de desarrollo y ofreciendo servicios públicos de calidad que animen a uno a vivir en un determinado punto geográfico del medio rural.

Es el momento, como dice Lola Castro, de demostrar que hay interés por no dejar morir lo que agoniza.

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