Opinión

La librería

VI LA última película de Isabel Coixet en el festival de cine de Valladolid. 'La librería' cuenta la historia de una mujer que abre una tienda de libros en un pequeño y bonito pueblo inglés, y cómo su decisión la lleva a enfrentarse con la persona más poderosa de la villa. La ambientación de la película es maravillosa, los actores impecables, la fotografía una obra maestra. No les cuento más, porque tienen que ir a verla. Sólo les anticipo que la película es un emotivo homenaje a los resistentes. A los que plantan cara, a los que luchan por aquello en lo que creen, a aquellos que miran adelante incluso cuando se sienten solos en la pelea. Recuerdo 'La librería' en estos días tristísimos para el país, en estos días para el bochorno y el desánimo en los que se consumó un golpe de Estado. Vivimos la época más delicada de nuestra historia reciente: al lado de lo de Puigdemont y sus secuaces, lo de Tejero fue una broma. Nos queda el consuelo de que la infamia ha hecho surgir en Cataluña a cientos, miles de personas que se parecen mucho a la librera de la película. Personas que integraban esa mayoría silenciada a la fuerza. Personas machacadas, amenazadas, asoballadas durante tantos años. Hombre y mujeres de todas las edades que, hartos de abusos, han salido a la calle gritando “basta”. Esa Cataluña real estaba ahí, esperando a que algo la despertara, y han sido los sediciosos, con su gigantesca traición, los que la han puesto en marcha. Esta noche llegó a mi teléfono el mensaje de un amigo: en su pueblo, un puñado de majaderos habían derribado la bandera española que ondeaba en el ayuntamiento. “Estoy esperando a que venga un colega con una escalera para volver a colocarla”. Ese es el destino de Cataluña: que los buenos pongan en pie todo aquello que tiraron los malos. Que los amigos se acerquen con una escalera. Que se ayuden unos a otros. Que encuentren a alguien para recordar que no están solos, como la librera de Isabel Coixet. 

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