Opinión

El poblado que nadie quiere

O Carqueixo es un foco de marginalidad que lastra la imagen del pueblo gitano

DESPUÉS DE presenciar la demolición de cinco de las 13 casas que quedaban en pie en O Carqueixo y de ver la degradación de un poblado concebido en los años del franquismo para confinar a los gitanos lejos del Lugo payo, se podría decir que la integración de los gitanos en la ciudad está cada vez más cerca. Aunque la realidad es otra, porque si bien muchas familias ya están realojadas y conviviendo sin grandes problemas en bloques de viviendas, la barrera y estigmatización que se levanta desde un lado y la no renuncia de los calés a costumbres consideradas molestas para los payos poco ayudan a normalizar una relación que nunca fue muy cordial.

Además, focos de marginalidad como el poblado de Nazaret poco ayudan a cambiar la actitud de parte de la sociedad lucense hacia el gitano, porque O Carqueixo es usado como basurero y almacén de material de dudosa procedencia, mientras algunos moradores actúan de gorrillas en el Hula.

Quienes allí quedan se quejan de que nadie les quiere arrendar pisos en la ciudad, a pesar de que cobran la Risga y pueden disponer de ayudas al alquiler del Concello. Desde el gobierno local advierten sin embargo de que para trasladarse desde una infravivienda a un piso es necesario cumplir condiciones como comprometerse al pago de parte del alquiler, a respetar las normas de convivencia del edificio y a participar en los programas de formación que se les ofrece para facilitar su inserción laboral, algo que a día de hoy parece que no cumplen algunos residentes de O Carqueixo.

O carqueixo es un foco de marginalidad que lastra la imagen del pueblo gitano


Mientras, los comentarios racistas leídos en las redes sociales una vez se conoció la noticia de la demolición de las casas tampoco aportan mucho optimismo sobre la capacidad de normalizar las relaciones entre ambos pueblos, aunque puede que tras algunas de esas frases llenas de odio pueda haber circunstancias personales que no tienen por qué definir a todos los payos.

Además, la llegada a Lugo la última década de numerosos inmigrantes de Latinoamérica, África o el este de Europa sirvió para sacar de encima de los gitanos el foco de la intolerancia, que pasó a ser repartida entre el resto de comunidades, sobre las que siempre existe recelo por parte del nativo.

Esta misma semana de hecho ralenticé la marcha mientras paseaba para escuchar el esperado comentario de una pareja que se quedaba mirando cómo una familia marroquí entraba en su Audi. "Y luego tienen un poder adquisitivo mayor que muchos de aquí...", dijo el hombre, sin pararse a pensar que el vehículo ya tenía sus años y seguramente miles kilómetros o que todo el mundo tiene derecho a gastarse su dinero en lo que más le apetezca.

Los gitanos, que ya pasaron por eso antes, admiten ahora sin rubor que ellos no quieren integración, porque ya son parte de la sociedad pero con su propia identidad y normas. Pero aún falta que la tolerancia por ambas partes acabe por normalizar una relación, algo que no se logra únicamente derribando infraviviendas.

Servicios privatizados
Un estudio realizado por Ciudadanos cifra en 82 los servicios externalizados en el Concello, una cifra que rebela por una parte la pérdida de peso de la plantilla municipal y por otro el afán privatizador de los sucesivos gobiernos locales, que prefieren que sean las empresas las que se hagan cargo de los servicios elementales en lugar de asumir directamente la gestión. Algo más fácil y parece que también rentable políticamente.

Ascan recala en Lugo
La empresa de servicios Ascan, perteneciente al grupo cántabro Sadisa, acaba de abrir una sede en Lugo en lo que parece una toma de posiciones de cara a la próxima licitación de contratos municipales como el de la limpieza y recogida de basura o la gestión del ciclo del agua. Esta firma, que ya gestiona los residuos sólidos en Quiroga y Bóveda, podría ser por tanto un serio competidor de Urbaser y Gestagua.

La grúa se readjudicará
El gobierno local readjudicará temporalmente el servicio de grúa, cuyo contrato caducó en 2015. El servicio le cuesta unos 45.000 euros al mes al Concello y desde el PP aseguran que hay personal suficiente en el párque móvil para asumir la gestión directa de este servicio y que solo habría que negociar las remuneraciones por los turnos de guardia. El gobierno parace que prefiere pagar a una empresa y evitar problemas.

Comentarios