Opinión

El gobierno local camina solo

SE CUMPLEN los primeros cien días de un nuevo gobierno local que deparó la sorpresa del cambio de alcalde, aunque del exiguo balance de estos meses se desprende que poco ha cambiado en la relación con la oposición que tenía el equipo de José López Orozco, ya que la principal queja de los grupos políticos es que el ejecutivo de Lara Méndez les ningunea a la hora de planificar el futuro de la ciudad, a pesar de que necesita de sus votos para sacar adelante ordenanzas o presupuestos.

En la comisión de fiestas celebrada tras el final de las vacaciones se vio el primer conato de fuego, ya que a pesar de que hubo una votación para elegir a la persona encargada de realizar la ofrenda a Rosalía de Castro, algunos grupos como Ciudadanos protestaron por la falta de participación a la hora de elaborar un programa festivo que, todo hay que decirlo, está quedando bastante lucido.

Pero esta semana volvió a encenderse la mecha tras convocar Lara Méndez a los representantes de asociaciones empresariales y vecinales para presentarles el borrador de la nueva ordenanza del sistema Ora. La oposición ni fue invitada a esta reunión ni recibió el borrador, lo que desató las críticas de los portavoces, que consideran que un documento de trabajo tan importante y que precisa de consenso político para salir adelante, no debe serle hurtado a los grupos municipales. Aunque algunas fuerzas como el BNG se felicitaron al menos de que el gobierno local tuviese en cuenta a los vecinos y empresarios a la hora de tomar decisiones, lo cierto es que no resulta lógica esta posición del equipo de Lara Méndez, a menos que la estrategia sea lograr un consenso con los colectivos sociales y presentarle a la oposición un documento cerrado en el que ya no pueda meter baza.

En Lugonovo también se muestran molestos por la decisión de sacar a los grupos municipales de las mesas de contratación y las juntas de compras y Santiago Fernández Rocha anunció que dará la batalla para conseguir que se vuelva al sistema anterior, porque considera que debe haber un control político de la gestión de los técnicos y el gobierno municipal.

Lara Méndez cabrea a la oposición por ningunearla, aunque asume alguna de sus ideas 

De todos modos, aunque el gobierno socialista ha querido caminar solo en este mandato tras fracasar las conversaciones con Lugonovo, sí que parece que tiene en cuenta aquellas iniciativas que van realizando la oposición o la ciudadanía. Un ejemplo fue la petición realizada hace unos días por el concejal de Ace, Carlos Portomeñe, quien reclamó que se adecente la Praza Maior, que además de dar nombre a esta sección, es como el salón de casa para los lucenses y por tanto debería estar siempre en perfecto estado de revista.


Los arreglos demandados, algunos poco costosos como puede ser el pintado de bancos, fueron atendidos ya por el gobierno y la empresa que se encarga del mantenimiento de los jardines comenzó ayer a trabajar.

Otras propuestas como la peatonalización blanda de la Ronda da Muralla que se planteó la pasada semana aquí y por la que el BNG también apuesta, quizá no sean asumidas de momento por su complejidad, aunque desde el Concello sí que se pretende atender otra petición en este sentido para eliminar el tráfico de la Calzada da Ponte y poner en valor el Camiño Primitivo, como reclaman desde hace años los vecinos de ese barrio.

En A Ponte también piden que se adecente el puente blanco, que desde que se abrió hace cuatro años ninguna administración quiso gastar un euro en hacerle un periódico mantenimiento. Rozar las rotondas, limpiar sumideros o eliminar pintadas no precisa mucho presupuesto y evitaría dar una lamentable imagen a los conductores que utilizan esta vía, que a partir de esta semana verá incrementado su tráfico con la apertura del nuevo enlace con la autovía A-54. Finalmente, Fomento anunció que asumirá las tareas de mantenimiento de un viaducto que costó 27 millones de euros y que ahora daba la impresión que no tenía dueño.

En estos cien días la administración local también demostró la misma celeridad a la hora de sacar adelante las contrataciones que en el anterior mandato. Orozco había mostrado en varias ocasiones su preocupación por la lentitud en la tramitación de los procedimientos, no se sabe si en una crítica velada a los funcionarios o a una ley de contratos públicos muy garantista. El caso es que no resulta muy lógico que desde que en junio de 2014 se aprobasen unas millonarias inversiones con fondos del remanente presupuestario, pactadas por PSOE y PP y que afectaban a las actuaciones en medio centenar de calles, todavía no se haya visto empezar ni la primera obra.

Y vale que el proceso electoral y las vacaciones de verano han podido retrasar los procesos de contratación, pero lo cierto es que el ritmo funcionamiento del aparato burocrático del Concello poco ayuda a dinamizar la economía de la ciudad, porque ese dinero ahora parado en las cuentas municipales, además de mejorar la calidad de vida de los lucense, también genera empleo y actividad.

El atasco se ha demostrado además que afecta a la mayoría de servicios municipales y prueba de ello es que en tres meses no fueron contestadas las reclamaciones presentadas por los lucenses ante el Concello. El PP le da la culpa al gobierno, al que acusa de falta de gestión, aunque el portavoz del Lugonovo va más allá y apuesta por llegar al fondo del problema y saber por qué no se exigen responsabilidades a aquellos jefes de servicio donde hay retrasos a la hora de informar al ciudadano. Un terreno pantanoso este del personal en el los gobiernos no suelen entrar, a pesar de que la eficacia de su gestión tiene mucho que ver con ello.

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