Opinión

El Feijóo más absoluto

Sintiéndose legitimada por la única mayoría absoluta de la España autonómica y con menos oposición que nunca, la Xunta aplica una unilateralidad política inédita desde el fraguismo


FEIJÓO PUEDE votar en las primarias del PSdeG. Lo hará desde la tribuna del Parlamento, en el Debate del Estado de la Autonomía, pues se ha garantizado la oportunidad de ejercer alguna influencia en ese proceso interno. Con la apisonadora de su mayoría absoluta, el PP ha convocado la sesión más importante del año para el 4, 5 y 6 de octubre. La ha puesto justo después de la fecha del supuesto referéndum catalán, con la evidente idea de usarlo de escudo contra el BNG y En Marea, y justo antes de las primarias del PSdeG, quizá bajo el propósito de rodar un remake del célebre Salvar al soldado Pachi, película convertida ahora en un Salvar al soldado Xocas. Aunque Xoaquín Fernández Leiceaga pueda presentar la potencialidad de llegar a ser algún día un peligroso rival para el PP, de momento es el único de los tres candidatos socialistas con el que Feijóo sabe seguro que puede alcanzar acuerdos.

La oposición denunció el evidente oportunismo del PP, que aduce las dificultades para encontrar fechas en un mes de octubre en el que debe haber el primer pleno del presupuesto. Pero la cuestión de fondo es otra. ¿De verdad necesitan los populares recurrir a estas tretas, después de lograr la única mayoría absoluta de la España autonómica con el porcentaje de voto más elevado alcanzado por Feijóo? ¿Les hace falta prescindir de la cortesía parlamentaria para combatir a un enemigo que en comparación convertiría en prusiano al ejército de Pancho Villa? ¿Temen a una oposición en la que la única que les hace algo de pupa es una portavoz, Ana Pontón, que tiene 6 escaños y el 8,3% de los votos? ¿Tanto les molestan encuestas que dicen que todo seguiría casi igual y que su hegemonía no está en riesgo?


Y acaban de desaparecer de la parrilla de la TVG los debates de actualidad en horario hábil, no lectivo, por primera vez desde el fraguismo


La clave está en la digestión de los resultados electorales del 25 de septiembre de 2016, pues en estos doce meses se ha visto que el PP considera que le han otorgado la legitimidad de poder actuar con una unilateralidad que no se veía desde los tiempos más duros del fraguismo, los del cambio de las reglas de juego de la Galicia autonómica con 38 de los 75 escaños del Parlamento.

Los ejemplos de este desacomplejado proceder se acumulan en las fechas destacadas. Así el 24 de julio, la víspera del Día da Patria, Feijóo entregó las medallas de Galicia a Miguel Ángel Blanco, a título póstumo, y Romay Beccaría, ambos del PP, a una marquesa, la presidenta de Ocaso Seguros, Pilar Castelo, y a Cavaco Silva, representante de la derecha más derechona de Portugal y el expresidente más desprestigiado. Aunque en el caso de Blanco su condición de mártir de la barbarie etarra trascienda su militancia, los galardonados aparecen como exponentes de la misma Galicia, la mayoritaria electoralmente, pero no la única que hay.

Ante la efeméride de los 100 años del primer presidente de la Xunta, Feijóo dio a entender que el PP le haría un homenaje a Albor, convertido al final en un "simposio" de la Universidade de Santiago, plagado de ponentes populares, como Oreja, De Vigo, Rodríguez Miranda, Rajoy o Feijóo, sin una triste mesa redonda con diputados históricos de otros partidos. Paradójicamente al PP le dio cobertura el tan denostado por ellos alcalde de Santiago, Martiño Noriega, presente en la inauguración y la clausura.

Y acaban de desaparecer de la parrilla de la TVG los debates de actualidad en horario hábil, no lectivo, por primera vez desde el fraguismo, cuando los había de madrugada, a la hora del porno, según denunciaba con gracia Pilar García Negro. Con la supresión del vespertino Área Pública, ahora son a media mañana. Se rumorea que en breve habrá un debate semanal nocturno en el segundo canal de la TVG, con los dos mayores ideólogos externos del conservadurismo galaico, sin apenas contrapeso.

Más del 70% de los gallegos de Cataluña se oponen a la secesión
El no a la independencia entre los gallegos de Cataluña es aplastante, según el CEO, el CIS catalán. El no alcanza el 91% entre los 22 encuestados nacidos en Galicia, así como el 70% entre los 43 entrevistados hijos de padre gallego y el 75% entre los 40 de madre gallega.

El 59% de la primera generación se opone a que haya un referéndum, porcentaje que ronda el 30% entre la segunda.

PSdeG: El sobrino de su tío, el corcho y el muñeco
¡BRAVO POR el PSdeG! No solo sigue superándose a sí mismo, sino que también consigue superar la intensidad narrativa del espectáculo que ofreció En Marea este año, cuando su portavoz parlamentario, Luís Villares, se rebeló contra sus antiguos patrocinadores y se hizo con el título de portavoz nacional gracias al apoyo del sector crítico, a través de una nueva jugada maestra de la antigua guardia pretoriana de Beiras, que pasó de afinar el piano electoral del veterano economista a hacerlo ahora con la gaita del juez en excedencia. Todas esas oscuras maniobras orquestales son un juego de niños en comparación con la fotografía que ofrece la recogida de avales para dirigir el PSdeG, que ha convertido en el máximo favorito a Gonzalo Caballero, el sobrino disidente y enemigo encarnizado del máximo exponente institucional del partido en Galicia, el hermano de su padre, Abel Caballero.

Si la Galicia del PP sería en Juego de Tronos la de la familia Stark, la de la saga que se ayuda tanto que hasta deja en herencia la Diputación de Ourense o la alcaldía de todo pueblo donde sea posible hacerlo, la del PSOE sería la de la casa Lannister, el clan cuya lucha fratricida resulta tan esencial en la guerra civil del poniente de la serie televisiva basada en las novelas de George R. R. Martin como sucede en el PSdeG de la emboscada perpetua de los dos Caballero. Así mientras los populares siguieron sus pautas tradicionales en Vigo en las últimas autonómicas, al llevar al Parlamento a Teresa Egerique, hija de un antiguo diputado del PP, en el PSOE estalló un conflicto nuclear por la presencia del sobrino de su tío en la lista, aunque ni salió diputado.

Tras haber librado esa destructiva batalla, continuación de la decisión que tomó al llegar al ayuntamiento para dejar fuera al hasta entonces concejal Gonzalo Caballero, Abel Caballero pretende ahora que nos creamos que le da igual que su tan poco querido pariente dirija el partido en Galicia. Es mentira, una mentira hábil pues, con la experiencia del rechazo que genera en el resto de Galicia, lo mejor que puede hacer es administrar en silencio los alrededor de 500 votos que se calcula que maneja.

Esa cifra resulta crucial pues equivale a la distancia que le sacó en avales el candidato con más apoyos, el sobrino de su tío, Gonzalo Caballero, a los otros dos igualados aspirantes, Xoaquín Fernández Leiceaga, que ya es el corcho que flota en todas las crisis, y Juan Díaz Villoslada, el muñeco de los barones de A Coruña y Lugo. Xocas es el corcho que flota siempre porque esta vez tuvo muchos más avales de los que él mismo esperaba no hace mucho, tal vez gracias a lo que parece algún tipo de acuerdo con los partidarios de Susana Díaz, entre los que estaba en las primarias federales su propio escudero, Lage Tuñas.

La gestora debería publicar los datos por provincias, para saber, por ejemplo, si el pachismo apoyó a Xocas, quien se colocó de segundo con 13 firmas más que Villoslada, que estuvo bastante más flojo de lo esperado, pero tuvo el consuelo de que el pacto entre sus rivales se ha hecho bastante inviable. Si todo sigue igual, ganará el sobrino. El corcho se puede imponer con una carambola de las que solo hace él. El muñeco puede vencer si los barones se han guardado algunos votos y le apoya el tío.

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