Opinión

Y además es imposible

NO HAY puntos de encuentro para establecer un diálogo real entre el actual gobierno de la Generalitat y el Gobierno de España. Los intentos para establecerlo llegaron tarde. El lenguaje político y las posiciones se habían —se han— distanciado de esa vía. La marcha hacia el empeoramiento del conflicto avanza.

A la vuelta del verano, o antes, Cataluña puede convertirse en el único foco de atención de la política española.Se deduce de las posiciones que siguen adoptando, anunciando y comprometiendo los máximos dirigentes catalanes. Como este sábado ante la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC). Desde Bruselas, con rapidez y claridad, contestó Mariano Rajoy a Puigdemont, que ni puede atender ni quiere entrar en la propuesta de consulta que formula el independentismo catalán.

El presidente catalán acababa de decir ante una entuasiamada ANC, que lo recibió al grito de "independencia", que en las próximas semanas "el Estado" tendrá encima de la mesa una propuesta para celebrar el referéndum. Si no hay respuesta, el siguiente paso será la convocatoria unilateral por el gobierno de la Generalitat. Algunos políticos españoles repiten que no habrá consulta, sin especificar más. Susana Díaz lo acaba de decir esta pasada semana.

¿Incluye esa afirmación que no habrá convocatoria de forma unilateral, ignorando y desobedeciendo todo mandato en contra que se produzca desde las instituciones del Estado? ¿Se contempla ese escenario? Negarlo como posibilidad, que se hace, parece más un mensaje—deseo político de tranquilidad a la opinión pública que el fruto de un análisis. ¿Hay salida de esta situación sin grandes desperfectos, sin choques de consecuencias graves? Los optimistas piensan en una convocatoria electoral como fórmula para que se salten todos los compromisos verbales de consulta. Y, ¿después? El "conllevar" orteguiano, y no solucionar, lleva a este imposible.

Comentarios