Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de la República de Portugal, y Felipe VI, rey de España, brindaron "con la esperanza de un futuro común" en la Bolsa de Oporto, con vino de esa internacionalmente consagrada denominación. El brindis se repitió por la noche en Lisboa. La reina Letizia, en las dos ocasiones, brindó con la copa pero no se llevó el vino a la boca. Los cronistas de la realeza dicen que es su costumbre. Los reyes constataron en la capital del norte portugués "transformación y empuje económico emprendedor". Los reyes y las autoridades portuguesas almorzaron en la Bolsa. En ese edificio, por cierto, en pleno centro histórico de la ciudad, hay un excelente restaurante. Véase como todo un síntoma de que continuamos de espaldas al vecino, que ignoramos, el hecho de que sea algo extraordinario encontrar en Galicia un porto en un aperitivo. La esperanza para construir en común, que formuló el Rey, pasa para el interés de Galicia por romper las barreras con el norte portugués.
Trump, Otegi y Fidel
Arnaldo Otegi no pudo viajar a Cuba para despedir a Castro. El avión que pensaba tomar en París para La Habana entraba en el espacio aéreo estadounidense. Las autoridades de ese país impidieron el paso a quien fue condenado por terrorismo. En el aeropuerto de Biarritz, de donde partía hacia París, ya lo pararon en el control. Los problemas empezaron antes; Otegi tenía el pasaporte caducado y hubo de renovarlo de urgencia. Donald Trump, próximo presidente del país que no le permitió a Otegi viajar en un avión que entraba en su espacio aéreo, recibió un mensaje de saludo -que "no de felicitación", según matización posterior- del líder de la izquierda independentista vasca. Curiosidades.
