Opinión

Vandalismo

LA QUEMA de tres cisternas para el transporte de leche, aparcadas en el exterior de una planta de envasado en Outeiro de Rei, ha de ser una acción a condenar por traspasar las líneas admisibles en la expresión de un conflicto en una sociedad democrática. Es una vía contraproducente para la defensa de los intereses de los ganaderos, que son los realmente perjudicados con los bajos precios de la leche. El portavoz de la Plataforma en Defensa del Sector Lácteo no ha estado precisamente acertado cuando en una especie de causa—efecto relaciona el suceso —del que ciertamente se desvincula— con la "dramática" situación que experimentan algunas explotaciones. La violencia no puede encontrar comprensión, ni teórica. No hablemos ya de justificar. Radicalizar el conflicto del sector lácteo es camino al ruido de unos días. E instrumentalizarlo políticamente desvía el foco de la atención de lo que realmente es el problema a resolver: el precio, la sobreproducción y la necesidad de generar salidas en derivados y productos de transformación. No puede ocultarse que es un problema de Europa, incluido Portugal. La respuesta ha de ser doble: en la política europea y en la necesidad de adoptar iniciativas innovadoras por parte de las cooperativas y asociaciones del sector en Galicia.

El túnel que aplasta

Si la negociación por parte de Podemos "ni era franca ni auténtica ni sincera", según descubrió desde el PSOE Antonio Hernando; y si José Manuel Villegas (Ciudadanos) repitió ayer que la distancia programática entre ambos (Ciudadanos y Podemos) es insalvable, solo la obsesión de Pedro Sánchez —véase la crónica de Pilar Cernuda para hacer luz sobre el personaje— explica que se mantenga la marcha por un túnel que cada vez se estrecha más. La imagen es del portavoz socialista. Aunque al final logre el objetivo, su cabeza política queda pendiente de mostrarse.Sobra escenificación y faltan resultados.

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