Opinión

Tiempo de crecimiento

EL MAYOR ritmo de crecimiento y de mejora de las condiciones de vida en Galicia se ha conocido con la España democrática, que sigue a la muerte de Franco; con el sistema autonómico, con amplias competencias para que la administración gestione desde aquí, e integrada en la Unión Europea, que representó la aportación de recursos para infraestructuras. Democracia, autonomía y Europa suponen la modernidad transformadora para Galicia. En concreto, el balance de la pertenencia a Europa es claramente positivo a pesar de los problemas a los que asisten algunos sectores y a pesar del coste social que representó el obligado impacto negativo sobre sectores industriales como el naval. Una mirada a lo que éramos y a lo que somos parece aconsejable cuando se celebra una jornada anual para afirmar los valores de la Unión, cuando las crisis y los riesgos que la afectan son múltiples y cuando, al fin, múltiples voces se pronuncian –en Francia desde la derecha a la izquierda– en demanda de la recuperación de la esperanza y de la capacidad de construir. Recordar aquí, además del valor de la paz que representa la Unión, los recursos que supuso y sopone para mejorar Galicia puede ser una obligación para contribuir en lo que nos toca a abrir luz en un horizonte cargado de grises.

Cuatro pueblos

Dicho por otros podría sonar a campaña, pero en boca de García Margallo se entiende como expresión de lo que piensa: "Nos hemos pasado cuatro pueblos con la austeridad". "Austeridad sí pero no matando la gallina de los huevos de oro», dice Margallo, que pide una reflexión en Europa para crecer y crear empleo y algo que empieza a ser vital en España, robustecer y aumentar las clases medias, que son «las que más han sufrido en la crisis y las que dan estabilidad al país".

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