CON LOS BUENOS datos de empleo en junio, también de forma significativa en Galicia, la ministra Fátima Báñez envió un mensaje: es el momento de subir los salarios para la recuperación "integradora". Sindicatos y patronal están en fase de negoción. Evitar la conflictividad laboral, esas masivas manifestaciones que pronosticaba Fernández Toxo, contribuiría a un clima de estabilidad que la situación española necesita. Una razón política. Y una motivación económica y social: la vía salarial es la única para que la recuperación, en aquellos sectores en los que se ha producido, que no son todos, se traslade a las familias y a su poder de compra.
Huelga
El anuncio de huelga general del sector del transporte de viajeros es una forma de presión extraordinaria. Sorprende cuando las noticias hablaban de avances en las negociaciones de sindicatos y Xunta. Si al plan de la Xunta se le acusó de falta de información, a los desacuerdos de las otras partes les sucede lo mismo. ¿El desacuerdo es garantizar que no haya pérdidas?
Justificada bronca
Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, no parece un político al uso. Habla con cierta claridad tanto que sea en réplica a un eurodiputado del Reino Unido como ayer –este martes– en Estrasburgo ante una cámara vacía: de 751 eurodiputados, bien remunerados, había únicamente una treintena para escuchar el balance de la presidencia de Malta al frente de la Unión. Juncker no se contuvo. Y con razón. El absentismo, en Europa o en Madrid, intentan justificarlo con una explicación que casi nunca es verdad: el trabajo en los despachos o en las comisiones.
