Opinión

Sin espacio para la palabra

EN LA MANIFESTACIÓN de este domingo en Madrid queda reflejada la imposibilidad de que en el actual escenario político se puedan establecer puentes de diáologo para una salida a la cuestión catalana por encima de los maximalismos nacionalistas: el que sale a la calle hoy en Madrid y el del actual secesionismo catalán. La vía Sánchez en esto, si alguna vez tuvo definición y hoja de ruta clara, tocó a su fin. Si la vicepresidenta que Rajoy encargó para Cataluña no superó el aprobado, la vicepresidenta que Sánchez colocó para las mesas negociadoras de partidos y administraciones —o gobiernos— además de comunicar pésimamente a la opinión pública lo que pretendía, lo gestionó mal: primó el secretismo que aportó munición gratis a la oposición y dejó indefinido el campo que era posible. Estamos de nuevo en el punto de partida, o peor, salvo que esta semana se produzca un milagro de cordura en unas circunstancias que marcan todo lo contrario. No queda en el actual contexto espacio para la palabra. La manifestación representa el riesgo de romper para largo todos los puentes. Y alguna salida habrá de encontarse alguna vez aunque sea temporal.

Salida al exterior
El viaje del presidente de la Xunta a EE. UU., que terminó este sábado, presenta contenidos prácticos. Es una salida con objetivos. Solo el desayuno con empresarios en la Cámara de Comercio de España en Nueva York o una conferencia en la Cámara de Comercio de Miami ya lo justifican plenamente. Hubo además gestiones para establecer líneas por aire y mar de cara al próximo Xacobeo. Lógicamente el viaje incluyó los encuentros con los emigrantes gallegos en aquel gran país, que acogió exiliados, por cierto. Emigración con perfil propio dentro de lo que fue y es la presencia gallega en todo el continente americano.

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