Opinión

Salud

EL MIÉRCOLES Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España, declarará como testigo en la Audiencia Nacional en el juicio por la trama Gürtel. Es la primera vez que un presidente en funciones comparece ante la Justicia. Felipe González lo hizo pero ya en su condición de expresidente. Es un hecho extraordinario, con independencia de que deba verse como muestra de normalidad y buen funcionamiento de las instituciones. La presencia del presidente del Gobierno en la Audiencia Nacional en un juicio que se ocupa de corrupción y financiación ilegal hay que verla como indicador de que, a pesar de todas las sospechas y las críticas, la separación de poderes existe.

Espejismos
Las consignas por la independencia en vísperas del Día de Galicia responden fundamentalmente a un contexto que se mira en Cataluña, incluso desde las minorías radicalizadas que pueden tener ese planteamiento político. El camino que en el pasado buscó recorrer el nacionalismo gallego con el catalán se demostró un error estratégico y nunca aportó nada a Galicia. El sentimiento de identidad existe fuertemente entre los gallegos pero eso no es óbice para sentirse al tiempo español y europeo. Es, si hacemos caso a la demoscopia, la comunidad española con el sentido de identidad mayor. Los sondeos del CIS lo repiten año tras año: prima el sentido de la pertenencia a Galicia, en primer término, para compatibilizarlo con el de español. La exclusión, solo gallego o solo español, en Galicia no tiene peso. No hay conflicto. Es la lógica, de lo concreto a lo universal. Se corresponde también con la recordada posición de Ramón Piñeiro, gallegos por nación, españoles por historia, y europeos por vocación. El espejismo secesionista en el caso de Galicia supone apostar por el retroceso económico. No hay autarquía posible para mantener el actual nivel de bienestar y de prestaciones sociales.

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