Opinión

Salir del embrollo

No marear más la perdiz es el título de un editorial en La Vanguardia de este domingo sobre el momento de la cuestión catalana. Entramos en una semana decisiva para saber si la racionalidad se impone. Al nacionalismo soberanista le sobra desde hace tiempo el liderazgo de un personaje que no se sabe bien si es más un iluminado, muy pasado de vueltas, o un adicto a un juego de suspense cómico de mareo y entretenimiento contra todo el aparato del Estado. Al nacionalismo catalán, frente al pragmatismo que se le suponía, le falta sorprendentemente realismo. Del otro lado, falta también pragmatismo para desde la voluntad política buscar salida a un problema, que existe, se califique como se quiera. Negarlo es en cualquier caso una huida hacia ninguna parte. El secesionismo y el problema está en Cataluña. Los mensajes y activación patriótica permanente al resto de España no van a solucionarlo. Eso es buscar otras rentabilidades electorales. Pero este embrollo actual no puede continuar. El objetivo de regresar a la normalidad es un paso que exige, primero, el abandono de la vía del esperpento político en el que está situado Puigdemont, que supone un insulto a principios democráticos básico. Y, segundo, son necesarias señales de que desde el Gobierno y el constitucionalismo hay voluntad, situados en la normalidad institucional y política, de afrontar reformas para el llamado encaje en España, aceptado y sentido por la mayoría de Cataluña. Y la vuelta a la normalidad supone no alimentar cada día en la opinión y la información la estrategia estrafalaria de Puigdemont y acompañantes.

La contienda

El PP, con el 26,1% de los votos (-7) sería la primera fuerza, según una encuesta de Invymark para La Sexta. Le sigue C’s , con el 23,4% (+10); PSOE, 23% y Podemos 16,2% (-5). Se entiende la estrategia actual del PP frente a Ciudadanos.

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