Opinión

Razones objetivas

Para la gente del común, la evolución del máster de Cristina Cifuentes roza la vertiente cómica. Suscitará entusiasmo entre la oposición, como para aplaudir hasta con las orejas desde el PSOE. Debería crear un estado de ansiedad seria, justificada se supone, entre los populares. Argumentos cómicos o absurdos —puede elegirse el calificativo— son los de trasladar a la Universidad Juan Carlos I, así a la institución en general, toda la responsabilidad de su chanchullero máster. Ella era, entonces y ahora, inocente. La renuncia tardía no cuenta con crédito. La señora Cifuentes y quienes la sostienen dentro del PP no deben medir los efectos de la marea que levantó. Solo con seguir los medios de comunicación hablados, televisados y escritos hay más que razones objetivas para dimitir, por el interés de su partido y de su presidente. Anson calcula seis veces más espacio y tiempo dedicado en los medios al máster de Cifuentes que al juicio de los Ere de Andalucía, con dos expresidentes en el banquillo. El PSOE no necesita ninguna estrategia de comunicación ni política frente al efecto que pudiera producir ese juicio de Sevilla. El caso Cifuentes lo tapa todo. Algún analista de opinión pública observa que el caso Cifuentes generó en los medios, también en los que son más afines al PP, una toma de posición general contra Rajoy. No estamos ante un seguidismo acrítico frente al gran escándalo de los Ere andaluces, como acusa algún político, al que se suman todos los medios para dar primacía al máster de Cifuentes, a la resistencia de la madrileña y al irracional apoyo de Cospedal. Estamos ante una realidad objetiva: un caso que en pura normalidad implicaría irse calladamente por vergüenza torera, una vez pillada adornada de pedrería falsa, y ante el asombro por la autoinmolación del PP de Rajoy cuando el competidor que alimenta desde la crisis, Ciudadanos, le supera en las encuestas.

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